La editorial Errata Naturae ha editado «La frontera salvaje«, de Washington Irving, que se publicó por primera vez en 1834 y que hasta ahora permanecía inédito en castellano. Según ha recordado Errata Naturae, este libro vendió en su momento 80.000 ejemplares en su primera edición y se convirtió de inmediato en un clásico de la literatura norteamericana.
Tras casi dos décadas viviendo fuera de Estados Unidos, en 1832 Irving decidió regresar a casa, convertido ya en una auténtica celebridad literaria, pero como no tenía un carácter sedentario de inmediato volvió a embarcarse en un gran viaje, esta vez por los territorios más remotos de su país.
En pleno recrudecimiento de las guerras indias, se incorporó a una expedición de los rangers más allá de la frontera jamás pisada por el hombre blanco, en los territorios de caza de los temidos guerreros pawnis.
A medio camino entre la novela de aventuras, la crónica de viaje y el dietario del naturalista, Irving relata las peripecias y riesgos de su periplo, al tiempo que da cuenta de la belleza primigenia y aún intacta de los grandes paisajes norteamericanos.
En sus descripciones aparecen las sublimes inmensidades salvajes, pobladas todavía por osos, lobos, coyotes, bisontes o pumas, y por los pocos humanos que habitaban la frontera: pioneros y colonos, cazadores y cazarrecompensas, tramperos y rangers, que Irving retrata con maestría.
Irving denuncia además la actitud injusta, despótica y prepotente de los suyos, los recién llegados, y defiende el modelo de «vida salvaje» de los nativos, en perfecta armonía con una naturaleza igualmente indómita y en clara oposición al empuje imperialista que llegaba del gobierno.
Igualmente, el viaje se convierte para el escritor en una progresiva toma de conciencia del modo en que los hombres devastan a su paso la naturaleza: Irving expresa su profunda tristeza al dar caza y quitar la vida a su primer y único bisonte.