«El terremoto es una tragedia dentro de otra tragedia»

Myanmnar

«El terremoto es una tragedia dentro de otra tragedia»

Federica Franco, coodinadora general de Médicos Sin Fronteras en Myanmar, relata ayer domingo 30 de marzo la situación y los problemas de acceso a las zonas afectadas por el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió la zona central del país el viernes.

Médicos Sin Fronteras
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La comunicación en estos momentos es muy difícil debido a los apagones que ya eran frecuentes por el conflicto en curso y que ahora se ven agravados por la interrupción de las líneas causada por el seísmo. El acceso a la ayuda es muy complicado porque muchas carreteras y puentes están dañados o cerrados y los daños exactos aún no están claros.

Sabemos que los socorristas siguen sacando cadáveres de entre los escombros. De momento tenemos cifras parciales de unos 1.000 muertos y más de 2.000 heridos sólo en la región de Mandalay, pero por desgracia sabemos que estas cifras van a aumentar.

La situación más grave en estos momentos parece concentrarse en las ciudades de Mandalay y en la capital de Naipyidó, aunque hay que decir que estas son las zonas de las que llegan más noticias. MSF también ha recibido información muy alarmante de las regiones de Sagaing y de Shan, donde hay comunidades enteras que han sufrido daños muy graves.

Hemos recibido fotos y testimonios de escuelas, monasterios, hogares, así como hospitales y edificios gubernamentales completamente destruidos y cientos de personas desplazadas.

La emergencia inmediata es sin duda la necesidad urgente de asistir a las personas con lesiones traumáticas, con fracturas y heridas por aplastamiento causadas por el derrumbe de los edificios. En este sentido, es esencial intervenir en las primeras 72 horas con atención quirúrgica y traumatológica para poder salvar vidas y también limitar el riesgo de complicaciones posteriores.

Hay muchas personas cuyos hogares han quedado destruidos y que viven en la calle, por lo que necesitan urgentemente artículos de primera necesidad, como mantas, agua potable y alimentos.

En los próximos días, tememos que la situación sanitaria empeore aún más debido a la destrucción de instalaciones médicas, la escasez de agua potable y también las precarias condiciones higiénicas en muchas ciudades. Esto podría provocar epidemias de enfermedades transmitidas por el agua, como diarrea o cólera, pero también malaria y dengue.

Además, hay que tener en cuenta que muchos pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión necesitarán urgentemente medicación y atención periódica, que por el momento no está claro si se les puede proporcionar ni quién puede hacerlo.

Me ha impresiona la magnitud de esta tragedia y el hecho de que aún se desconozca el verdadero alcance de los daños. Estamos muy preocupados por la escasa información que nos llega de comunidades enteras de las zonas más aisladas y por el hecho de que también sea muy difícil llegar a estas comunidades debido a los problemas de acceso relacionados con el conflicto.

Myanmar lleva años atravesando una guerra brutal que no ha cesado ni siquiera en las horas posteriores a la catástrofe, por lo que este terremoto puede considerarse en todos los sentidos como una tragedia dentro de otra tragedia«.

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