El teniente general de Rusia, Ígor Kirílov, muere en un atentado con patinete bomba en Moscú

El teniente general de Rusia, Ígor Kirílov, muere en un atentado con patinete bomba en Moscú

Una fuente de los servicios de emergencia dijo que el artefacto explosivo tenía una potencia equivalente a 200 gramos de trilita.

Plaza roja de Moscú rusia coronavirus
Plaza roja de Moscú

El teniente general Ígor Kirílov, jefe de las tropas de protección radiológica, química y biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, falleció como resultado de un atentado con patinete bomba este martes por la mañana en Moscú, informó el Comité de Investigación.

La portavoz del ente, Svetlana Petrenko, precisó en la red social Telegram que por la mañana detonó una bomba plantada en un patinete eléctrico que estaba estacionado a la entrada de un edificio residencial en la avenida Riazanski, en el este de la capital.

«Como resultado del incidente, murieron el jefe de las tropas de protección radiológica, química y biológica de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, Ígor Kirillov, y su asistente», apuntó Petrenko.

La portavoz agregó que el Comité de Investigación abrió un expediente penal por asesinato de dos militares y que en la escena están trabajando jueces instructores, expertos de la policía científica y otros agentes operativos.

Más tarde, el ente aclaró que instruye el caso por «indicios de delitos tipificados en los artículos 105, 205 y 222 del Código Penal de la Federación de Rusia (asesinato, atentado terrorista, tráfico ilegal de armas y municiones)».

Una fuente de los servicios de emergencia dijo que el artefacto explosivo tenía una potencia equivalente a 200 gramos de trilita, según la información preliminar.

Los instructores, agregó, están estudiando las grabaciones de las cámaras de vigilancia en la zona.

La onda expansiva hizo estallar las ventanas en varios pisos de un edificio de 25 situado frente al lugar de la explosión que mató a Kirílov y a su auxiliar.

Por su parte, fuentes citadas por AFP y Reuters apuntan a que el atentado contra Kirílov es obra del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, en ucraniano).

«La eliminación del teniente general Kirílov, jefe de las tropas de protección radiológica, química y biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, ha sido una operación especial del SBU», dijo a AFP una fuente de dicho organismo.

El teniente general Ígor Kirílov, nacido el 13 de julio de 1970, adquirió mucha visibilidad mediática en estos últimos años por acusar reiteradamente a Ucrania y Estados Unidos de preparar ataques con armas químicas y biológicas.

El vicepresidente del Senado ruso Konstantín Kosachov fue uno de los primeros en reaccionar a la noticia.

En sus redes sociales, Kosachov apuntó que se siente «conmocionado» y que es «una pérdida irrecuperable».

«Los asesinos serán castigados sin lugar a dudas y sin clemencia», prometió.

La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, destacó que Kirílov «ha ido destapando a lo largo de muchos años, de forma sistemática y con pruebas en las manos, los delitos de anglosajones: provocaciones de la OTAN con armas químicas en Siria, manipulaciones británicas con sustancias químicas prohibidas y provocaciones en Salisbury y Amesbury, actividades letales de laboratorios biológicos de EEUU en Ucrania y muchas cosas más».

El presidente de la Duma de Estado (Cámara Baja del Parlamento ruso), Viacheslav Volodin, denunció que «la naturaleza criminal del régimen de Kiev está a la vista».

«Es un Estado terrorista encabezado por un presidente ilegítimo, un nazi. Todos los culpables deben recibir el castigo que merecen», enfatizó Volodin, citado por la oficina de prensa parlamentaria.

El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, vio en ese atentado «una agonía» del régimen de Kiev, que «trata de justificar su fútil existencia ante los amos occidentales, prolongar la guerra y las matanzas, disculparse por una situación catastrófica en el frente».

«Conscientes de que su derrota militar es ineludible, están perpetrando ataques cobardes y viles en ciudades pacíficas», constató el político, que prometió a los autores del ataque «un castigo inminente».

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