Este jueves, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) celebra su última reunión del año de política monetaria. Sin que se esperen sorpresas sobre el programa de compra de bonos –que acabará con el año- y la normalización de los tipos de interés, las miradas de los analistas se dirigen especialmente a las nuevas previsiones del PIB que anunciarán los hombres de Draghi.
“Esperamos que el BCE presente una revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento en las nuevas proyecciones macroeconómicas del ‘staff’”, señala David Kohl, estratega jefe de divisas de Julius Baer. En particular, el experto del banco suizo espera considera que la actual previsión de crecimiento del 1,8% del PIB para 2019 “parece bastante optimista”. “Esperamos una revisión a la baja de entre el 1,6% y el 1,5%, ligeramente por encima de nuestra proyección más cautelosa del 1,4%”.
La inflación también podría revisarse para este año y el próximo, aunque el reciente colapso en los precios del petróleo argumenta un aumento significativo de la proyección de 2019 del 1,7%, considera Julius Baer. “La menor previsión de crecimiento servirá como el principal argumento para enfatizar que la política monetaria más allá del final de las compras de activos permanecerá ‘suelta’ y garantizará un amplio grado de acomodación monetaria”. “La revisión a la baja del pronóstico de crecimiento para 2019 sugiere poca acción en el frente de los tipos de interés en el futuro previsible”, concluye Kohl.
En una línea similar se expresan los analistas de BofA Merrill Lynch Global Research en un reciente informe. “El BCE tenía un plan. El final anunciado previamente de la QE se produciría cuando el crecimiento fuera sólido y la inflación subyacente mejorara. La orientación hacia adelante basada en el calendario haría que la primera subida de tipos fuera tan obvia que no debería requerir discusión ahora”, apuntan los expertos del banco estadounidense.
Sin embargo, ahora “el crecimiento se ha suavizado y la inflación subyacente no muestra signos de tracción”. “Es probable que el BCE sea consciente de esto, pero la QE tiene que terminar en diciembre, por lo que el optimismo tiene que gobernar”. Eso significa, de acuerdo con estos expertos, que no hay que esperar ningún anuncio sustancial de política monetaria en la reunión de esta semana. En cambio, “las revisiones a la baja de las proyecciones de crecimiento e inflación probablemente sean los instrumentos principales para insinuar tonos más suaves una vez que se acabe la QE”.
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