“Con una tasa de crecimiento del 2,5% en 2023 y un sólido impulso continuo de la actividad, la economía española ha demostrado una notable resiliencia ante la elevada incertidumbre global y las condiciones financieras más estrictas”, destaca el FMI.
Según el fondo, “los sólidos resultados de las exportaciones de servicios y del consumo público han sido los principales impulsores del crecimiento reciente”. Asimismo, pone de manifiesto que “el mercado laboral ha mantenido su sólido desempeño, debido incluso a importantes flujos migratorios y a una creciente participación de la fuerza laboral”.
No obstante, señala que, “a pesar de su repunte más reciente, la inversión aún está por debajo de los niveles de finales de 2019, y esta debilidad ha contribuido al bajo crecimiento de la productividad”. “Y a pesar de su importante descenso”, advierte, “la tasa de desempleo sigue siendo la más alta de la zona del euro”.
Además, el organismo liderado por Georgieva da cuenta de que la inflación general “ha caído significativamente desde su máximo de 2022” y la inflación subyacente “también ha seguido una tendencia a la baja, apuntalada por el continuo traspaso de la desinflación energética a los precios de los alimentos procesados y los bienes industriales no energéticos”.
“A pesar de un mercado laboral ajustado, las presiones salariales se han mantenido contenidas”, asegura, “en parte debido a la prevalencia limitada de cláusulas de indexación formales y la orientación proporcionada por el acuerdo salarial nacional alcanzado en mayo de 2023”.
En cuanto al crecimiento de la economía, el FMI estima que alcance los citados 2,4% y 2,1% en 2024 y en 2025, respectivamente, “impulsado principalmente por un mayor crecimiento de la demanda interna”. “Se espera que el consumo privado se fortalezca a medida que la tasa de ahorro de los hogares se normalice gradualmente y los ingresos salariales reales sigan aumentando de manera sostenida”, asegura.
Asimismo, cree que la inversión privada “se beneficiará de la flexibilización de las condiciones financieras y del desembolso continuo de subvenciones Next Generation EU (NGEU)” y vaticina que tanto la inflación general como la subyacente “disminuirán aún más a lo largo de 2024-25, acercándose al objetivo del 2% del BCE antes de mediados de 2025”.