Los bancos centrales de todo el mundo han dado un giro a la política monetaria: la fuerte subida de la inflación ante la guerra de Ucrania y los problemas en la cadena de suministros ha traído a la mesa el debate de las subidas de tipos y el endurecimiento de las condiciones financieras. Y la respuesta del mercado ha sido rápida.
El montante de deuda mundial con rendimientos negativos, que llegó a superar los 18,5 billones de dólares, cayó esta semana por debajo de los 3 billones de dólares, su nivel más bajo desde diciembre de 2015, según una nota de investigación de Deutsche Bank recogida por MarketWatch.com.
En el caso de la deuda soberana (los bonos emitidos por los gobiernos), el porcentaje se ha reducido a algo menos del 8% del total, desde un “pico asombrosamente loco de alrededor del 40% en septiembre de 2019”, escribe el estratega de Deutsche Bank Jim Reid.
La parte de la deuda con rendimiento negativo emitida por las empresas se redujo a menos del 0,1%, por primera vez desde que llegó a cero en 2020, a medida que los bloqueos pandémicos se afianzaron y los diferenciales de crédito se dispararon. “Antes de eso habría que remontarse a febrero de 2015 para encontrar un porcentaje menor de bonos corporativos globales con rendimiento negativo”, apunta Reid.
La mayor parte de los rendimientos negativos del mundo se encuentran en Europa, donde el Banco Central Europeo (BCE) es todavía cauteloso sobre la posibilidad de subir los tipos, aunque ya ha comenzado a reducir las compras de deuda.
Si el BCE sube sus tipos dos veces este año, “como esperamos, no es imposible que a finales de año la cantidad de deuda mundial con rendimiento negativo total (incluidos los gobiernos) vuelva a ser insignificante”, cree el experto de Deutsche Bank. “Esto pondrá entonces fin, a todos los efectos, a un extraño experimento de 7-8 años”.
De hecho, los traders del mercado monetario descuentan ya hasta cuatro subidas de tipos de aquí a un año: los inversores ven al BCE subiendo los tipos cuatro veces, en 25 puntos básicos cada una, antes del final del primer trimestre de 2023. Esto situaría los tipos en el 0,5%, frente al -0,5% actual. La última vez que se subieron los tipos tan rápidamente fue hace 15 años, antes del inicio de la crisis financiera mundial.
El BCE suele subir los tipos en incrementos de 10 puntos básicos y los responsables de la institución han tratado de restar importancia a las expectativas de un endurecimiento rápido, pero dado que la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra están subiendo los tipos y la inflación está muy por encima del objetivo, los inversores confían cada vez más en que el BCE también actuará pronto.
Este mismo viernes Eurostat dará a conocer los datos adelantados de inflación, en los que se esperan un nuevo máximo. A la espera de esta cifra, los analistas esperan que en los próximos meses la tasa interanual llegue a dos cifras.
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