«En 2024, el empleo mundial aumentó en línea con el crecimiento de la fuerza laboral, manteniendo la tasa de desempleo global en un 5%, similar a la de 2023», recalca el documento.
No obstante, la OIT consideró el ritmo de crecimiento del empleo «demasiado débil» para lograr una reducción sustancial de la escasez de trabajo decente que persiste en todo el mundo.
En general, el año pasado, 402,4 millones de personas no tenían empleo, pero querían uno, de las cuales 186 millones estaban registradas como desocupadas.
El desempleo juvenil, por su parte, mostró una ligera mejora, al situarse en el 12,6 por ciento, un nivel que la organización aún considera elevado.
En lo referente al trabajo informal y la pobreza laboral, los autores del informe estiman que volvieron a los niveles previos a la pandemia del covid-19.
«La resiliencia de los mercados de trabajo se ve sometida a fuertes presiones en un contexto de enorme incertidumbre económica y social, condicionado por fricciones geopolíticas, crecientes costos del cambio climático y riesgos de deuda soberana sin resolver», constata el texto.
Los países de bajos ingresos enfrentaron las mayores dificultades para crear empleos decentes, algo que agrava su vulnerabilidad.
Según la OIT, el crecimiento económico se situó en el 3,2% en 2024, por debajo del 3,3% y el 3,6% de 2023 y 2022, respectivamente.
Para 2025, la organización augura un nivel similar, aunque espera una paulatina desaceleración a medio plazo.