Así lo ha anunciado el director general de Economía del Banco de España, Ángel Gavilán, tras la última información conocida sobre el avance del PIB en el tercer trimestre o la evolución del empleo en octubre.
Según sus estimaciones de septiembre, las últimas publicadas, la economía española crecerá en 2024 hasta el 2,8%, cinco décimas más de su anterior previsión. Asimismo, elevó tres décimas su proyección de 2025, al 2,2%, y situó en el 1,9% la de 2026, lo que se traduce en dos décimas más.
No obstante, Ángel Gavilán, durante la conferencia organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), no ha mencionado en cambio el posible impacto en estas previsiones que podrían tener los efectos de la DANA, según Europa Press. El director general de Economía del Banco de España ha explicado que, en España, el crecimiento acumulado del PIB desde el cuarto trimestre de 2019 se sitúa por encima del observado en el promedio de la UEM y, especialmente, del registrado en Francia y Alemania.
Sin embargo, en términos per cápita, dado el aumento poblacional que ha experimentado España, el diferencial del crecimiento con la UEM es prácticamente nulo.
Según el Banco de España, en las últimas décadas, el crecimiento de la economía española no ha sido suficiente para lograr la convergencia con el nivel de renta per cápita del área del euro. Esta falta de convergencia ha venido determinada, fundamentalmente, por la persistencia en el tiempo de dos “deficiencias” bien conocidas de la economía española: una baja productividad y una tasa de empleo reducida.
Por su parte, continúa la citada agencia, Gavilán ha señalado que se observan dinámicas positivas, por ejemplo, en el comportamiento de las exportaciones de servicios no turísticos, favorecidas por ganancias de competitividad. Además, ha destacado la evolución en las exportaciones de turismo gracias a una creciente diversificación geográfica y estacional de los flujos de turistas, y también ha puesto en valor la actividad del sector manufacturero en parte, por unos menores precios de la energía, y de la inversión pública apoyada en los fondos ‘Next Generation EU’.
Por el lado de la demanda, el director general ha indicado que el crecimiento del PIB en España ha descansado, principalmente, en el consumo público, impulsado, en parte, por el despliegue de los fondos europeos, mientras que el consumo de los hogares y la inversión privada han mostrado una “mayor atonía”.
Todo ello en un contexto de “fuerte crecimiento” en el empleo, de ligeros avances en la productividad (tanto en términos absolutos como en comparación con la UEM) y de reversión parcial de los desequilibrios fiscales que surgieron como consecuencia de la pandemia y del episodio inflacionista. No obstante, Gavilán ha lamentado que la tasa de paro aún se mantiene por encima del 11%, frente a un 6,3% en el promedio de la UEM.
Por otra parte, con una perspectiva temporal amplia, cree que aún existe “mucho margen” para cerrar el diferencial de productividad con el área del euro.