El recorte de sueldo que el presidente de Liberbank se autoimpuso no será tan drástico gracias a sus empleados. En una vuelta de tuerca más a sus protestas, trabajadores de la entidad financiera saldrán mañana a las calles de Oviedo para promover una colecta simbólica a favor de la cuenta corriente de Manuel Menéndez.
La cita es este mismo jueves en la céntrica Plaza de la Escandalera de la capital asturiana. A un paso del conocido Teatro Campoamor, en el que año tras año se entregan los prestigiosos Premios Príncipe de Asturias, trabajadores de Liberbank saldrán a pedir ayuda a los ovetenses con huchas bajo el lema “Colecta a favor de Manuel Menéndez y otros directivos de Liberbank, en riesgo de exclusión social debido a su supuesta rebaja de sueldos”.
A la iniciativa se han sumado los sindicatos CSI, CSICA, y STC. En la convocatoria a la protesta contra la rebaja de sueldos con la que la cúpula ejecutivo del grupo ha querido acallar las protestas de sus trabajadores se llama a “defender la dignidad propia como trabajadores frente a un equipo directivo que, pese a los recortes laborales que están desarrollando, siguen repartiéndose millones de euros en diversos privilegios”, informa el digital InfoAsturies.
Mientras que los representantes de los trabajadores han denunciado varias malas prácticas, incluso ilegales, que según ellos se estarían imponiendo en las oficinas de Liberbank, consideran que la rebaja salarial de Menéndez y su equipo no ha sido tal. El presidente anunció una rebaja del 50% en su retribución desde el pasado mes de junio y del 30% para la mayoría de sus compañeros de consejo de administración. Sin embargo, creen que la reducción en principal terminará compensándose con otras partidas extra.
A la par, el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que estudia la entidad fruto de la integración de Cajastur con Caja Cantabria y Caja Extremadura contempla reducir a la mitad la jornada de 775 empleados. Otros 770 trabajadores pasarían a trabajar y cobrar un 30% durante al menos cuatro años. Ninguno de los 3.897 trabajadores restantes se libraría de la tijera, con reducciones de al menos el 10%.