Las agencias internacionales, y algunos bancos de inversión, siguen en la tarea de proyectar sombras sobre la salud de las entidades españolas. La nueva amenaza contra la solvencia es el precio del suelo.
En un largo artículo, la agencia Reuters ha saludado el inicio de la presentación de los resultados de los bancos españoles, que empezará hoy, resaltando la incertidumbre que el suelo acumulado en los balances proyecta sobre la futura solvencia del sector.
Y no sólo, porque el desplome de los precios puede obligar a nuevos aumentos de las provisiones. También porque, en opinión de los expertos consultados por Reuters, algunos de los activos acumulados no son recuperables y tendrán que ser amortizados por completo.
En su información, Reuters cifra en 97.000 millones de euros la exposición que tenían en total los bancos españoles al suelo sin construir a finales de 2012, basándose en cifra de la consultora inmobiliaria RR Acuña.
Pero, al parecer, ningún experto se atreve a vaticinar a cuánto pueden ascender las pérdidas finales derivadas de este ‘pozo sin fondo’. Se trata de un mercado inmóvil, con pocas operaciones y sin liquidez.
Y las estimaciones sobre el recorte de los precios en los últimos años van desde el 43% que habrían caído desde 2007, que marcan las cifras oficiales, hasta más del 70%, según algunas estimaciones independientes.
Reuters señala especialmente muchas parcelas de suelo rústico recalificadas para convertirlas en urbanizables durante los años de la burbuja, lo que motivó un aumento artificial del precio. Pero, el problema ahora no sería ni siquiera ese. La cuestión es que en muchas de ellas no se va a poder construir nunca.
¿O sí? Algun broker consultado por la agencia dice que quizá ciertos bancos se ‘animen’ a ejercer de promotores inmobiliarios y construir en determinadas parcelas heredadas para impedir que el valor se desplome. Incluso, aunque a corto plazo no fuera fácil vender los nuevos pisos.
En cualquier caso, un movimiento como este sólo podría producirse en la costa. Nunca en el centro del país. O al menos eso piensan los expertos consultados por la agencia Reuters que ven como única solución que estas parcelas puedan volver a dedicarse a su función agrícola original.