El proceso abierto por Novagalicia para vender UGAS, su banco malo, ha vuelto a dejar patente el cisma abierto entre los sindicatos de la entidad gallega desde que CCOO, UGT y CSICA acordaron un expediente de regulación de empleo (ERE) con la dirección que recibió fuertes críticas por parte de CIG, ASCA y CGT.
Tal y como ya publicó El Boletín, Novagalicia busca comprador para la Unidad de Gestión de Activos Singulares (UGAS), el ‘banco malo’ en el que se aglutinan los activos no estratégicos e inmobiliarios que la entidad gallega no traspasó a la Sareb. Sin embargo el proceso se presume complicado, por lo que el banco rescatado se está planteando su venta por partes.
Las ofertas vinculantes para hacerse con el ‘banco malo’ de la entidad deberían producirse a finales de julio, y actualmente las posibles empresas interesadas están valorando procesos, plantilla e informática, “de los que han obtenido una evaluación muy positiva”, según comunicó la dirección a los trabajadores en una reunión celebrada la semana pasada.
No obstante, la posible trasmisión podría no ser en bloque de toda la división, según se comunicó a los sindicatos, si bien en este momento “no hay ningún compromiso adquirido y cualquiera de las empresas podría ir por una o por las tres partes de UGAS”, las oficinas, el grupo inmobiliario y la división de recuperaciones de fallidos.
El sindicato CIG vuelve a ser el más combativo. En una circular señala que, “por desgracia, estamos en venta, por partes o en un todo”, y acusa de que “no se venden los activos, se vende la gestión, es decir, el personal”. CIG convocó una asamblea para este lunes por la situación de los empleados de UGAS, pero a ella no acudieron las secciones sindicales mayoritarias.
Las hostilidades abiertas en los sindicatos datan de febrero de este año, cuando Novagalicia aprobó el ERE con el apoyo de CSICA, UGT y CCOO y el rechazo de CIG, ASCA y CGT, que incluso lo intentaron llevar a los tribunales, aunque sus reclamaciones no prosperaron.
Asimismo, el último acuerdo firmado por el traspaso de 153 personas al Banco Etcheverría, de las cuales 45 pertenecían a UGAS-NGB, fue firmado por CCOO, CSICA Y UGT. Las secciones sindicales de ASCA, CIG Y CGT no lo suscribieron.
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