El acuerdo laboral alcanzado ayer por la dirección de Caja España-Duero con la mayoría sindical para recortar 1.230 empleos comienza a aclarar el futuro de la fusión de la entidad castellana con Unicaja, convertida en el auténtico culebrón del sector tras más de dos años de negociaciones.
Una de las condiciones impuestas por Unicaja para acometer el proceso pasaba por que Ceiss, el banco de Caja España-Duero, se presentase a la ‘boda’ ya con el ajuste de plantilla realizado. En ese sentido, la entidad castellana logró cerrar esta semana un acuerdo con UGT y CSICA, que ostentan un 71% de la representación sindical, para acometer 1.230 bajas (por debajo del recorte de 1.502 empleos planteado inicialmente). Por el momento, ni CCOO ni UEA se han sumado a este acuerdo.
No obstante, aún existen algunos puntos de conflicto que han llevado a Unicaja a solicitar, según publicó Leonoticias.es, 400 millones de euros cerca de 400 millones en ayudas públicas garantizadas con el fin de hacer frente a los posibles imprevistos generados por la fusión, en lo que se refiere a los activos inmobiliarios de Caja España-Duero y sus preferentes en circulación.
El FROB acordó prestar 604 millones de euros a Ceiss, el banco de Caja España-Duero, en forma de bonos convertibles contingentes (CoCos) en vez de a través de una inyección de capital directa.