Ayer se constituyó la mesa laboral para negociar el nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) de CaixaBank, que podría afectar a 3.002 empleados de la entidad catalana. A partir de ahora, dirección y representantes de los trabajadores se reunirán cada jueves con la intención de llegar a un acuerdo, aunque la negociación podría prolongarse hasta finales de abril.
Por lo pronto, los sindicatos ya han hecho un frente común para manifestarse unánimemente en contra de la adopción de medidas forzosas, así como de cualquier medida que suponga seguir la estela de ERE aplicados en entidades intervenidas. En esa línea al menos se enmarcan las primeras reacciones de CCOO, SECPB y UGT, que juntos representan casi un 90% de la plantilla.
CCOO, sindicato mayoritario en La Caixa, ya ha advertido de que no comparte la cifra de plantilla afectada por la reestructuración, que califica de “excesiva”. “CaixaBank es una entidad que no ha sido intervenida ni nacionalizada, tras haber superado con solvencia todas las valoraciones realizadas a las entidades del sector financiero del país”, ha señalado en una circular en la que recuerda también que “a plantilla está realizando un esfuerzo de contención salarial importante que se produce ya desde el Convenio de 2011, junto con graves tensiones en los centros de trabajo además de prolongaciones de jornada”.
Por ello, CCOO “no contempla” otro escenario que no sea el de la negociación con los sindicatos y la “aplicación exclusivamente de medidas de carácter voluntario” y no traumáticas puesto que, de no ser así, “nos veríamos abocados a un serio conflicto”.
En la misma línea se ha expresado SECPB, que ha puesto en duda los motivos en que se sustentan las 3.000 bajas planteadas por CaixaBank, en una empresa que “a pesar de todo sigue ganando dinero, tiene una posición compradora y ha estado y sigue estando calificada por agentes externos como muy solvente”.
No obstante, el sindicato se ha mostrado abierto “a escuchar cualquier propuesta que establezca medidas de carácter voluntario, en especial de prejubilación”, y ha advertido que de ningún modo aceptará “despidos forzosos”.
UGT también ha avisado a CaixaBank de que sólo aceptará “medidas voluntarias, no traumáticas y con el máximo mantenimiento del empleo”, al tiempo que ha señalado que “las medidas que se contemplen han de estar perfectamente justificadas, y deben ser proporcionales”.
El sindicato ha pedido además a la dirección que negocie “de buena fe”. Para ello, según considera UGT, la entidad “deberá aportar toda la documentación necesaria y renunciar a utilizar la prensa como medida de presión”. Además, “los acuerdos anteriores deben cumplirse sin ningún género de duda”.