La decisión de Mariano Rajoy de nombrar embajador en Londres a Federico Trillo, un político que no habla casi inglés, no sentó demasiado bien a las empresas españolas con intereses en Reino Unido que, de todas formas, esperaban mantener una convivencia tranquila con el nuevo responsable de la legación diplomática. Al parecer no ha sido posible.
En el entorno del grupo de compañías españolas que ha logrado establecerse en Gran Bretaña y consolidar su negocio en aquel país en los últimos tiempos hay mucho malestar con las actuaciones de un embajador que parece empeñado en realizar una estrategia alrededor de la promoción de la marca España que, como mínimo, consideran desfasada.
Hay hasta quien va más lejos y opina directamente que las acciones que se llevan a cabo desde la embajada pueden, directamente, perjudicar sus negocios. Sin contar con que la comunidad empresarial hispana en las Isla esperaba que el nuevo embajador hablará inglés con fluidez.
Algo que no sucedía del todo con el antecesor de Trillo, el diplomático catalán Carles Casajuana que, a pesar del acento, se defendía bien en las conversaciones informales e incluso en las entrevistas individuales, pero no podía funcionar como tertuliano si le invitaban a una mesa redonda. Posibilidad que, por el momento, también le estará vedada a Federico Trillo que, eso sí, intenta aprender a toda velocidad.