La nacionalización de la matriz de Bankia ha desatado una tormenta política. En ese sentido, la postura oficial del Gobierno parece ser apuntar al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Sin embargo, Bancaja, y por ende la Generalitat valenciana, que durante años controló la caja, tampoco escapan de las críticas.
Una pista la dio esta semana el portavoz del PP en la comisión de Economía del Congreso, Vicente Martínez Pujalte, al acusar al Banco de España de “obligar” al ex presidente de Bankia, Rodrigo Rato, a hacerse cargo de Bancaja con datos que “a lo mejor no eran exactos” y sin ningún tipo de esquema “de protección de activos”. A su juicio, Rato heredó una situación “envenenada”.
Bancaja, al igual que su socia Caja Madrid, se puede considerar una víctima de los políticos durante la época de bonanza económica. La caja valenciana, que durante el ‘boom’ inmobiliario acumuló riesgos en el ladrillo, está presidida desde 2004 por José Luis Olivas, que fuera presidente de la Generalitat en 2002 tras la marcha de Eduardo Zaplana para irse al Gobierno. En ese sentido, todas las miradas apuntan de nuevo a Francisco Camps, que sucedió a Olivas como jefe del ejecutivo autonómico tras su victoria electoral en 2003, otorgando a su antecesor el codiciado puesto al frente de Bancaja.
La relación entre Olivas y Rato nunca fue sencilla pese al rápido acuerdo para la fusión, que incluyó a otras cinco entidades de menor tamaño, pero se rompió del todo a raíz de la intervención de Banco de Valencia. La sospecha de Caja Madrid y Rato es que Bancaja no contó toda la realidad de sus cuentas a la hora de la fusión, aunque el sentimiento era mutuo.
Desde su llegada al poder, Mariano Rajoy no ha querido saber nada de la Comunidad valenciana, ya que en los últimos meses la región se ha convertido en la viva imagen del despilfarro llevado a cabo por un gobierno popular. Frente al ‘mantra’ de la austeridad que ha defendido el líder del PP desde que estaba en la oposición, en la región se han sucedido multitud de grandes y costosos eventos que han dejado las arcas valencianas en números rojos hasta el punto de que ha tenido que ser rescatada con ayuda del ICO.
La ruptura entre el presidente del Gobierno y la región es tal que en los últimos dos años no ha pisado tierras valencianas para evitar verse salpicado por todos los escándalos desatados por la administración Camps. Una ausencia aún más sorprendente si se tiene en cuenta que fue el propio Rajoy el que colocó a Alberto Fabra al frente de la Generalitat tras el adiós de Camps por el caso de los trajes.