Las hostilidades entre Rodrigo Rato y José Luis Olivas se agravan. El consejo de administración de Bancaja ha rechazado y ha decidido impugnar el acuerdo del máximo órgano de gestión de Banco Financiero y de Ahorros (la matriz de Bankia) que exigió una auditoría externa de la caja valenciana.
Esta decisión, según el órgano que preside José Luis Olivas supondría lesionar los intereses de Bancaja en el banco por un supuesto incumplimiento del contrato de integración.
La entidad valenciana se enfrenta así a Rodrigo Rato y a su iniciativa para restar peso a Bancaja en el seno de BFA. La iniciativa fue aprobada por unanimidad, con los votos a favor de tres de los seis representantes de Bancaja en el consejo de administración de BFA. Según la prensa valenciana, no acudieron el recién nombrado vicepresidente Francisco Pons y el consejero Antonio Tirado (vicepresidente de Bancaja y expresidente de Banco de Valencia).
El objetivo de BFA al solicitar la auditoria sería que Bancaja aclarase su valor real tras la intervención del Banco de Valencia y el negocio que realmente aporta a la fusión. Rato se refugia en que en el contrato de la fusión se habría incluido una cláusula por la cual si existe algún cambio en la valoración de algunos de los bienes aportados a la fusión se revisará la valoración mediante esta auditoría.
La sospecha de Caja Madrid y algunos de los otros socios es que Bancaja no aportó toda la verdad sobre su auténtica situación interna en el momento de la constitución del sistema institucional de protección (SIP), algo que parece confirmar la intervención de Banco de Valencia, del que Bancaja era máximo accionista con algo más de un 27% del capital, y que finalmente fue intervenido por el Banco de España. Banco de Valencia perdió casi 900 millones de euros en 2011, y una vez que la entidad sea adjudicada en subasta, BFA podría registrar un impacto por su participación en ella de unos 300 millones de euros.
Caja Madrid controla actualmente el 52% del BFA, por el 37% que controla Bancaja, mientras que el 11% restante se lo reparten entre las cinco cajas pequeñas que completaron el proceso (Caja Segovia, Caja Ávila, Caja Rioja, Caja Insular de Canarias y Caixa Laietana).
Si finalmente la auditoría se lleva a cabo y demostrase que la situación de Bancaja es peor de lo que se había dicho, la caja valenciana podría ver reducida además su participación en el grupo bancario, según apunta la prensa regional. La cuestión no es baladí, ya que las cajas se financiarán a partir de ahora en exclusiva de los dividendos que cobren de Bankia, y todas verán diluidas sus participaciones en cuanto se concrete el canje de preferentes por acciones que ha anunciado la entidad.
La tirantez en las relaciones entre Rato y Olivas no es un secreto a raíz de la intervención del Banco de Valencia. Olivas se vio obligado a dimitir de la vicepresidencia de Bankia y BFA, aunque se ha mantenido como presidente de Bancaja hasta ahora.
La última polémica surge al mismo tiempo en que Bankia lanza su primera campaña de posicionamiento de marca, en la que invita a sus clientes a construir “todo un futuro juntos”. En ella, la entidad presenta los valores con los que se identifica: compromiso, experiencia y confianza son algunos de los mensajes que aparecen resaltados. La suma de todos esos valores define a la compañía y su modelo de relación.