La ralentización en la incipiente mejoría económica que atraviesan las naciones más potentes a escala global ha desatado una nueva ‘fiebre del oro’ durante este mes de agosto. La desconfianza en la recuperación de las finanzas ha llevado al preciado metal a superar la cota de los 1.910 dólares por onza y a marcar sucesivos máximos históricos con cada nueva sesión.
En este octavo mes del año, el oro se ha encarecido un 10,8%: desde los 1.616 dólares por onza en los que cerró julio hasta los 1.791 que marcaba cada onza a media sesión de hoy. En lo que va de año, el metal se ha encarecido un 25% y los analistas advierten de que mientras persistan las dudas sobre la recuperación económica y la crisis de deuda en Europa, los precios seguirán incrementándose.
El rebote de este mes podría haber sido de casi el doble si los inversores no hubieran decidido pasar por caja tras superar la barrera de resistencia de los 1.900 dólares el pasado 22 de agosto. Esta decisión provocó que en sólo dos sesiones el valor refugio cayese un 8,6% y casi 200 dólares. Desde entonces ha vuelto a la senda alcista, aunque a un ritmo menor que en las semanas precedentes.
En la misma dirección se ha movido la plata, aunque no ha llegado ni a rozar su máximo de 48,7 dólares por onza del año 1980. En este último mes, su cota más alta se ha situado en los 43,8 dólares. Dicha cifra se alcanzó el día 22 de agosto, a la par que el récord en el oro, para retroceder un 9,8% en las dos sesiones siguientes y, luego, recuperar también su senda alcista.