El Gobierno se ha encontrado con más reticencias de las esperadas de los grandes bancos a la hora de invertir en el ‘banco malo’, que en principio será una realidad a mediados de noviembre. Por ello, ha decidido coger un atajo y permitir que las entidades paguen las acciones de esta sociedad con sus propios activos inmobiliarios.
Los rumores del mercado apuntan a que la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), verdadero nombre del ‘banco malo’ aceptará que los socios aporten activos inmobiliarios para pagar las acciones de la sociedad. En otras palabras, que los bancos podrán pagar con pisos en vez de con dinero su entrada en la sociedad.
Con este movimiento, el ministro de Economía, Luis De Guindos, intenta esquivar las reticencias que había mostrado la gran banca española, clave para el éxito del proyecto, en entrar. Tal y como ya publicó EL BOLETÍN, el Gobierno se ha encontrado más oposición de la esperada en su intención de que los bancos sanos, en especial Banco Santander, BBVA y La Caixa, inviertan en el ‘banco malo’.
Según explican fuentes del mercado, la inversión de al menos 2.500 millones de euros, un 50% del capital, que pretende el Gobierno que realicen los inversores privados es una cifra muy elevada. Más aún, teniendo en cuenta que las diferentes reformas financieras les han obligado a levantar un capital considerable en el último año, proceso que aún no han concluido. Con el pago en especie a través de pisos, este esfuerzo adicional ya no será necesario.
Más difícil de solucionar es el hecho de que los bancos sanos ya tienen sus propias filiales inmobiliarias (BBVA Vivienda, Altamira en el caso de Santander y ServiHabitat en el de La Caixa) e invertir en el ‘banco malo’ puede ser un modo de hacerse la competencia a sí mismos en un momento en que ya tienen suficientes dificultades para deshacerse de sus inmuebles.
Para superar todo tipo de oposición, el Banco de España deberá además hilar muy fino con las valoraciones de los inmuebles, ya que, tanto si se pasa como si se queda corta, podría causar graves perjuicios y un agravamiento de la crisis. Por un lado, si el precio que se paga por los activos inmobiliarios resulta demasiado generoso, el ‘banco malo’ posteriormente se vería obligado a venderlos a un precio inferior e incurrir en pérdidas, por lo que los inversores no se arriesgarán a invertir en él, a pesar de que el negocio en principio se plantea para obtener rentabilidad a largo plazo, de entre 10 y 15 años. Por otro lado, si se paga un precio inferior al que aparece en los balances de los bancos, serán estos los que deberán asumir pérdidas contables.
En ese sentido, las negociaciones que está manteniendo el Gobierno con las entidades están siendo muy arduas, y se espera que se prolonguen en el tiempo incluso más allá de la propia creación del ‘banco malo’. Aunque se espera que se apruebe la creación de esta sociedad el 16 de noviembre, el Banco de España tendrá hasta el día 29 de noviembre para determinar el precio al que las entidades tendrán que traspasar sus activos tóxicos.
Lo que sí que está decidido es que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) determinará las categorías de activos, que fundamentalmente procederán de suelo y promoción urbanística, con “alguna parte” de vivienda residencial. El ‘banco malo’ tendrá un volumen de activos de entre 85.000 y 90.000 millones de euros.