Moody’s y Fitch han salido en defensa de España en medio de los rumores acerca de un recorte de calificación. Las dos agencias, las principales competidoras de Standard & Poor’s, mantienen la máxima calificación para la deuda española (triple A), la misma que conservan grandes economías como la alemana o la estadounidense. Además, ambas compañías también mantienen su perspectiva estable.
La semana pasada, la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s rebajó la nota de la deuda española a largo plazo hasta ‘AA’ desde ‘AA+’ con perspectiva negativa, lo que dejaba abierta la posibilidad de nuevos recortes de rating a medio plazo. S&P basó su rebaja en el hecho de que la economía española crecerá sólo una media del 0,7% entre este año y 2016, frente a la previsión inicial de que el PIB evolucionara en ese periodo por encima del 1%. Entre los lastres de la economía que pueden impedir un mayor crecimiento a medio plazo, la agencia citó el endeudamiento del sector privado español, del 178% de su PIB, un mercado laboral “inflexible” y la expectativa de que la tasa de paro alcance este año el 21%, así como la poca capacidad exportadora.
Confianza. En medio de los rumores y los nuevos temores, el mercado también recibió hoy otra noticia positivo que pareció ignorar: La confianza del consumidor aumentó 5,5 puntos en abril respecto al mes anterior, hasta situarse en 78,2 puntos, gracias a las mejores expectativas económicas de los consumidores y su mejor opinión sobre la evolución reciente de la economía, según el Índice que elabora el Instituto de Crédito Oficial (ICO).
Hace unas semanas, Fitch aseguró en declaraciones a la agencia Reuters que el programa de ajuste fiscal anunciado por el Gobierno era sólido y que las medidas parecían creíbles, aunque repuntó que el desempeño de la economía a mediano plazo representaba un riesgo.
El Gobierno Español prometió reducir su déficit presupuestario desde el 11.2% en el 2009 al límite de 3% para el 2013, con medidas como alza al IVA y un congelamiento de los salarios de los trabajadores públicos.
Con todo, el Banco Central Europeo (BCE) neutralizó ayer el efecto de las agencias de rating, que tanto han dado de qué hablar recientemente con sus últimas rebajas, al suspender el umbral mínimo de calificación que exigía el organismo europeo para conceder financiación.
Moody’s y Fitch siempre han dado un mayor voto de confianza a las finanzas públicas. La primera incluyó a España en el club de las economías más selectas en diciembre de 2001. Dos años después le tocó a Fitch. S&P esperó a 2004 para conceder la ‘triple A’, ya con Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno. Pero el romance duró poco. A principios de este año puso en perspectiva negativa a España y sólo siete días después la amenaza se convirtió en realidad.