El mercado comienza anticipar que el BCE impulse un programa de compra de bonos soberanos que podría cifrarse en 500.000 millones de euros. Los programas que ha ido poniendo sobre la mesa el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, no han encontrado la repercusión esperada para reactivar el flujo de crédito y dar impulso a una economía europea que comienza a asomarse de nuevo al abismo de la recesión. Por eso, en el mercado cada vez hay más consenso sobre las opciones de que la institución apruebe el ansiado QE (quantitative easing) de compras de bonos soberanos, tan pronto como en su reunión de enero.
Tal y como explican en un informe los analistas de un importante banco de inversión, con unas peticiones de menos de 130.000 millones de euros en el TLTRO celebrado esta semana, que se suman a los aún más pobres 83.000 millones de la subasta de septiembre, la diferencia entre las intenciones de donde quiere hacer el BCE con su balance, y lo que parece que se pueden conseguir con las medidas actuales cada vez parece más grande.
Asimismo, los expertos recuerdan que el discurso de Draghi ha ido aumentando “sus argumentos a favor sobre la efectividad, urgencia y legalidad del QE soberano”, unas declaraciones que se han interpretado como un anticipo de las medidas a aprobar, al tiempo que ha habido pocas señales de que se pretenda profundizar en las medidas existentes antes de lanzar un programa de este tipo. Por último, a pesar de que se espera una pequeña recuperación de Europa, no parece que el BCE esté convencido de que vaya tener la fuerza suficiente.
Para el mercado, el QE soberano será la medida estrella pero no la única que aprobará el BCE, ya que se espera que forme parte de un paquete de medidas en las que se incluya profundizar en las ya existentes, añadiendo compras de bonos corporativos y agrandando el TLTRO –por ejemplo ampliando los vencimientos y aumentando el volumen que se puede pedir-.
Los expertos tienen ya incluso una cifra del alcance que podría alcanzar el QE, 500.000 millones de euros, que facilitarían que el BCE no tenga ni siquiera que cambiar su discurso sobre la ‘intención’ de que su balance alcance los tres billones de euros que ya superó en 2012. El mercado considera que existe una posibilidad de que el plan tuviera que ser superior, algo que no sería difícil de justificar teniendo en cuenta las bajas expectativas de inflación. Sin embargo, para conseguir un mayor apoyo de los miembros del Consejo posiblemente no pase de momento de ese medio billón, pero con un BCE recordando que el plan puede ampliarse si hace falta.
Pese a todo, algunos de los miembros del Consejo seguirán poniendo pegas y siguen existiendo dudas sobre cómo se resolverían ciertos aspectos técnicos, señalan los analistas, incluyendo la posibilidad de que se presente un recurso de inconstitucionalidad en Alemania.
Si el BCE no apuesta en enero por el QE, el anuncio podría llegar en el mes de marzo, porque en esa reunión la institución revisará sus estimaciones. A tener en cuenta también la creciente inestabilidad en Grecia debido a las elecciones presidenciales.