Vivir es fácil con los ojos cerrados

La butaca

Vivir es fácil con los ojos cerrados

Vivir es fácil con los ojos cerrados, cartel de la película

David Trueba Tras arrasar en la última edición de los Goya y superados los problemas con la cadena Cinesa, ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ se reestrenó la semana pasada en las salas españolas con gran éxito. El fin de semana recaudó 300.000 euros (un 18% más que en su estreno en octubre), demostrando la gran influencia que tienen los premios en el público.

La película de David Trueba se llevó seis ‘cabezones’: mejor película, director, guión original, actor, actriz revelación y banda sonora (en la que predomina el jazz pese a que el primer verso del tema ‘Strawberry Fields Forever’ de los Beatles da título a la obra).

El director y guionista tomó como inspiración un artículo periodístico que narraba la historia de Juan Carrión, un profesor de inglés de Cartagena que en 1966 puso rumbo a Almería para encontrarse con John Lennon cuando se enteró de que estaba rodando allí la película ‘Cómo gané la guerra’, de Richard Lester. Utilizaba las letras de las canciones de la banda de Liverpool para enseñar a sus alumnos, pero algunas palabras se le escapaban y esperaba que el músico le resolviera sus dudas.

En ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ el maestro es Antonio, que da clases de inglés en un colegio de Albacete. En su viaje a la región andaluza para conocer a Lennon se topa con Belén, una joven embarazada que se escapa del centro de monjas en el que está recluida, y con Juanjo, un adolescente que se fuga de casa por las constantes broncas con su padre.

Ambos huyen de algo y la aventura supondrá un cambio en sus vidas, o al menos en la manera de afrontar las situaciones. Se convierten así en improvisados alumnos de Antonio, aunque el profesor no les enseñará la lengua de Shakespeare, sino una lección aún más importante: no hay que vivir con miedo.

La cinta pretende ser un canto a la esperanza de la juventud, tendiendo un puente generacional, como ya ha hecho otras veces el director. El futuro incierto de los jóvenes de la época en la que se enmarca la película no difiere mucho en algunos aspectos del panorama al que se enfrentan actualmente. En este clima desesperanzador, ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ llama al optimismo y a la ilusión para seguir adelante.

Pero a pesar de las buenas intenciones, el film huele a naftalina, el excesivo empeño en despertar la nostalgia de los que vivieron aquella época lleva a Trueba a recurrir a algunos tópicos muy vistos. Se hacen especialmente notables al presentar a la familia de Juanjo, que es además el personaje más desdibujado y el peor interpretado de los tres protagonistas.

En cambio, es de destacar la actuación de Natalia de Molina, que interpreta a Belén con una gran naturalidad y dulzura, no es de extrañar que se llevara el Goya. También está bien Javier Cámara, aunque el personaje de Antonio llega a resultar cansino y cargante con su constante ‘buen rollo’ y su discurso grandilocuente, ingenuo y pedagógico.

Trueba construye así en ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ un entrañable relato optimista y lleno de nostalgia, cuyos personajes consiguen despertar la empatía del espectador, especialmente de los que superan los 40 años. Sin embargo, no es una película redonda; se queda por debajo de lo que podría haber sido.

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