Una vez sentados a la mesa debemos tener en cuenta una serie de aspectos si queremos disfrutar plenamente de un buen cigarro en la sobremesa. Hay que considerar lo que hemos comido, el café que tomaremos, la copa con que acompañaremos la fumada, el tiempo de que disponemos para la sobremesa y nuestro estado de ánimo.
A partir de aquí, se pueden establecer dos escenarios bien diferenciados: comida moderna y ligera o tradicional y abundante. En el primer caso, con platos sofisticados, muy preparados y con escasa cantidad de comida, es recomendable elegir un cigarro moderno, estilizado y no muy potente. Conviene que sea un puro que goce de un elegante equilibrio entre su riqueza aromática y sus sabores.
Pero si la comida ha sido copiosa, contundente y con sabores fuertes, entonces la opción es clara: un habano tradicional de humo denso, potente y terroso que supere las fuertes sensaciones gustativas que nos han dejado los platos.