Para comenzar a disfrutar de su habano le recomendamos que disponga de tiempo suficiente en un ambiente relajado para fumar su cigarro, ya sea en privado o en compañía de amigos que compartan su afición por lo habanos. La simple contemplación de una caja de habanos resulta estimulante para la imaginación. La expectación al abrirla cuidadosamente y levantar el bofetón, para descubrir la alineación de cigarros, armoniosa y sin repetición. Incluso dentro de una misma caja, cada cigarro es distinto a los demás, no hay dos iguales. Disfrute del aroma que se libera: mezcla de tabaco y madera de cedro, el perfecto complemento.
Ahora vamos a elegir su habano. Déjese guiar por su propia preferencia o pida consejo a su anfitrión. El habano requiere decisión. La uniformidad en el color de la capa es una cualidad deseable, pero las diferencias leves a lo largo de un cigarro solo confirman que estamos ante un producto de la Naturaleza. El brillo sedoso de la capa es indicador de su riqueza de aceites y precursor de un mayor aporte de aroma a nuestra fumada. Su tacto suave confirma la adecuada condición de humedad y hace que resulte agradable de acariciar mientras fumamos.
Sienta la consistencia del cigarro. Masajeelo con las yemas de su índice y pulgar. Si cede suavemente a la presión será garantía de un tiro adecuado. En caso de encontrar un nudo o zona más consistente que pudiera anticipar un tiro poco fácil, intente eliminarlo presionándolo con las yemas de los dedos al tiempo que lo hace girar. Es raro que el cigarro presente mucha resistencia a nuestros dedos, pero si ocurre es mejor que nos decidamos por otro.
Cortar la perilla puede hacerse de varias formas. Nuestro consejo es utilizar un instrumento que corte limpiamente toda la sección del cigarro, justamente por debajo de la tapa de la perilla. La adecuada humedad del cigarro asegurará la limpieza del corte. No obstante, como precaución, sugerimos humedecer levemente con saliva la perilla antes de aplicar el corte.
Para encender un habano incline el pie del cigarro sobre la llama haciéndolo rotar entre sus dedos, de modo que vaya chamuscándose y formándose un anillo de brasa. Sople sobre la brasa para comprobar que se va encendiendo de forma regular toda la sección. Llévese el cigarro a los labios, acerque la llama e inhale al tiempo que hace rotar el cigarro con los dedos. (El encendido)
Mientras fuma procure mantener la corona de su cigarro lo menos húmeda posible. En caso de que se produzca una excesiva salivación que llegue a mojar la corona del cigarro y dificulte el tiro, puede ser aconsejable dar al cigarro un nuevo corte unos cuatro o cinco milímetros por debajo del primero. La nueva sección estará seca y podremos fumar más cómodamente.
Con los dedos también se fuma. Sostener un cigarro en la mano es un gesto que surge con naturalidad al considerar una sola regla: manténgalo paralelo al suelo, sujetándolo con las yemas de los dedos en una posición que le resulte cómoda y natural.
Si, mientras fuma, su habano se apaga…. ¡Vuelva a encenderlo! Retire la ceniza y enciéndalo como la primera vez y continúe disfrutando. El habano requiere ser atendido, es decir pedirle una bocanada a intervalos que puede ser de 30 segundos a un minuto, para mantener su combustión. Un ritmo rápido en la fumada recalienta el cigarro y hace que el humo llegue a nuestra boca mas caliente de lo deseable.
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La elección de un habano y su fumada
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