‘Nuestro último verano en Escocia’, una película de Andy Hamilton y Guy Jenkin

La butaca

‘Nuestro último verano en Escocia’, una película de Andy Hamilton y Guy Jenkin

Nuestro último verano en Escocia

Una comedia sorprendente con un agudo humor negro que desdramatiza temas difíciles como la muerte. Divertida y ácida, pierde fuelle en su parte final, cuando se deja llevar por la emotividad. Un matrimonio roto que finge que todo va bien durante una reunión familiar. Este es el punto de partida de ‘Nuestro último verano en Escocia’, la primera colaboración en la gran pantalla de los veteranos realizadores y guionistas de televisión Andy Hamilton y Guy Jenkin. Puede resultar un argumento muy manido en las típicas comedias de enredos y malentendidos, sin embargo, gracias a un guión inteligente, un humor negro con pocos reparos y unas magníficas actuaciones, la cinta consigue destacar como una ‘feel good movie’ ácida, divertida y sorprendente..

La pareja ‘mal avenida’ son Doug (David Tennant) y Abi (Rosammund Pike), que se encuentran en pleno proceso de divorcio. Viajan con sus tres hijos pequeños (Emilia Jones, Bobby Smalldridge, y Harriet Turnbull) a la fiesta de cumpleaños del padre de él, Gordi (Billy Connolly), aquejado de un cáncer, y no quieren que la familia sepa que ya no viven juntos. Los niños precipitan entonces un giro en los acontecimientos que llevará a todos a intentar dejar la hipocresía y las diferencias a un lado.

Son los tres pequeños los verdaderos protagonistas del film. Su inocencia y sus sinceros y agudos comentarios desatan situaciones hilarantes sin resultar cansinos. Además, muestran en muchos momentos más sensatez que los adultos, de los que no llegan a entender sus mentiras, su excesiva preocupación por las apariencias o sus gritos y reproches.

Es especialmente encantadora la relación que mantienen con su abuelo: se entienden, se dan sabias lecciones y se divierten sin dar importancia a lo políticamente correcto.

Los niños dan frescura a la película y ayudan a equilibrar la comedia para mitigar la pesadumbre en temas difíciles. Pues, con un toque de humor ‘british’, ‘Nuestro último verano es Escocia’ desdramatiza asuntos como la muerte, el cáncer o el divorcio. Otro de los grandes aciertos de la cinta.

Por eso, cuando en la parte final el film se deja llevar más por la sensiblería, se acerca demasiado a los tópicos y escenas previsibles de películas similares y pierde fuerza. Se intenta hacer más amable y las situaciones acaban siendo demasiado forzadas.

Pero la simpatía que generan los pequeños se debe también al acierto en el casting y la dirección de actores. Los niños saben expresarse con gran naturalidad ante la cámara (y parece que incluso improvisaron mucho) y no resultan pedantes (al menos en versión original).

Consiguen así mantener el pulso al resto del reparto, unos acertados David Tennant (conocido por series como ‘Doctor Who’ o ‘Broadchurch) y Rosamund Pike (nominada al Oscar por la reciente ‘Perdida’) y unos magníficos Billy Connolly y Ben Miller, que interpreta al hermano de Doug y tío de los pequeños.

Les acompañan los verdes paisajes de Escocia, que ponen en relieve una gran fotografía. Por su parte, la realización y el montaje aportan también al conjunto mucho ritmo y soltura (se nota que quienes llevan la voz cantante vienen de la televisión).

Con un gran aire a ‘Pequeña Miss Sunshine’, ‘Nuestro último verano en Escocia’ es toda una sorpresa, alejada de lo que deja entrever el tráiler. Desde los primeros momentos, se descubre como una comedia de humor negro dibujada desde la mirada blanca de unos niños. Divertida, aguda, optimista y sin complejos, solo le falta la guinda final.

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