El popular grupo argentino de pop electrónico presenta un nuevo disco plagado de buenas canciones, tan pegadizas como refrescantes.
¿Quieren un consejo gratuito para olvidar rápidamente su último traspiés amoroso? ¿Una receta para salir en tiempo récord del túnel de melancolía y oscuridad en el que se suele entrar tras una relación fallida? Ya saben aquello de que un clavo se saca con otro clavo y, por supuesto, no hay nada mejor que una buena juerga en este tipo de ocasiones, según dicen. ¿O sí? ¿o quizá salga más a cuenta un trago largo y rápido de pop refrescante de primera calidad?
Al menos, por probar no se pierde nada. Y, además, sí. Seguro que puede funcionar. O, cuando menos, a nadie le va a hacer daño sumergirse durante un buen rato en el agradable y estimulante universo sonoro que nos propone el popular grupo argentino Miranda! en ‘Safari’, su disco más reciente. Desde luego aquí no van a encontrarse con la autocompasión y el masoquismo habitual de los boleros. Que, a lo mejor tampoco están mal para según qué momento, pero que, evidentemente, son otra cosa.
Sin embargo, vayan con cuidado. Como casi todos los buenos cócteles con burbujas que entran con suavidad al beberlos y dejan un regusto dulce y refrescante en el paladar, después la resaca puede ser terrible. Más allá de las melodías memorables, los estribillos pegadizos y los arreglos bailables y saltarines, en Safari, la banda de Ale Sergi, Juliana Gattas y Nicolás «Monoto» Grimaldi, nos cuenta unas cuantas historias terribles de esas que suelen producirse a veces entre los seres humanos cuando el corazón entra en juego.
En su sexta aventura discográfica hasta la fecha los Miranda! se han vuelto un poco más experimentales en los arreglos, pero siguen apostando por las estructuras sencillas, los medios tiempos ‘quedones’ con ese aire ‘reggae’ que proporciona el acento en los tiempos débiles y el pop con mayúsculas. Ese que ha llenado la historia de grandes canciones ‘tarareables’ y que tampoco se parece, en realidad, a los pastiches ‘pseudolatinos’ que nos ofrecen algunas estrellas ‘Made in Miami’.
‘Safari’, según ellos dicen, es un álbum de búsqueda, quizá de transición. Lo cierto es que Ale Sergi, el principal compositor, ha vivido un romance con una estrella del papel cuché argentino Andrea Rincón que le ha hecho popular en algunos ambientes bien distintos a los que solía frecuentar. Y, probablemente, algunos fans busquen el rastro de la chica en estos temas. ¿Lo hay? Sergi niega que sus referencias a la necesidad de olvidar puedan concentrarse en una persona concreta. Pero las habladurías sobre el asunto son inevitables. Al menos en Argentina, donde ambos son muy populares.
No es la única pérdida que reseñar. Miranda! se presenta en esta ocasión como trío, sin el concurso de Lolo su guitarra de siempre. Lo que ha forzado una cierta evolución musical en los arreglos quizá un tanto más roqueros de lo habitual, según los entendidos. Aunque las instrumentaciones, radicalmente electrónicas y el predominio de las melodías, mantienen el sonido general en unas coordenadas bastante cercanas a las habituales.
El grupo también se la juega en las letras a contar unas historias cercanas y comprensibles que, según la opinión de algún docto crítico porteño, oscilan entre la rabia y el deseo adolescente de las historias truculentas de un, digamos, Phil Spector, el melodrama de unos Pimpinela juveniles y, en ocasiones, con la descripción de algunos sentimientos más oscuros y complejos, en los que se reflejan las habituales contradicciones de las parejas de enamorados. Y suele salir victoriosa del envite.
Hay más. Por si alguien lo dudaba, esta excelente banda argentina comparte referencias y espacios musicales con sus amigos españoles de Fangoria. De modo que en el disco, Alaska y Nacho Canut, les ayudan a realizar una excelente versión de ‘Miro la Vida Pasar’, el que probablemente sea el mejor tema de este veterano dúo que, a diferencia de muchos de sus antiguos coetáneos de los ochenta, sigue vivo y bien. Y jugándosela cada poco con canciones nuevas, sin abusar de su enorme legado que pasa también por grupos decisivos para el pop en castellano con los Pegamoides y Dinarama.
El rastro de todos ellos puede apreciarse en estos Miranda!, chicos aplicados que han hecho los deberes y se saben también de memoria el manual de los Pet Shop Boys, por ejemplo. Pero todas estas referencias e influencias positivas, desde luego, no les impiden tener una arrolladora personalidad propia que en este Safari brilla como nunca.
También resulta de agradecer su absoluta falta de complejos. Ellos y ella creen en lo que hacen y lo hacen estupendamente. ¿Quién dijo que una canción con un buen estribillo es una porquería? No hay nada específicamente malo en apostar por ellos. Lo mismo que, en contra de lo que algunos parecen creer, tampoco hay certeza alguna de que haya calidad en esos temas largos, farragosos y sin melodía que algunos quieren hacer pasar por obras maestras. Y, desde luego, no lo son.
Quizá tan poco lo sea ‘Extraño’, mi canción favorita del disco, pero, en mi opinión, se acerca mucho. Un tema divertido que protagoniza un dubitativo amante, presuntamente abandonado que, recuerda y añora todo lo que cree haber perdido tras el fin de la relación que mantenía. A la otra persona, por supuesto, para también las rutinas comunes. Tanto las divertidas: ‘viajar y cambiar de vestuario’, como las malsanas perversiones privadas: ‘abandonarme al universo del engaño’.
Y esta es sólo la segunda canción de un álbum que empieza con ‘Fantasmas’ un verdadero bombazo y tiene unas cuantas perlitas más que ofrecer como ‘Sólo lo Sabe la Luna’, una extraña, ¿o no tanto?, historia de celos potenciales y llamadas pérdidas a un móvil apagado, en la que el narrador parece optar por esa sabia máxima que dice: ‘ojos que no ven…corazón que no siente’. O ‘Para Olvidar tu Amor’, tema en el que el protagonista asegura saber lo que hay que hacer para conseguir exactamente el propósito que expresa el título.
Y el rasgo definitivo de valentía y demostración de poderío con el que Miranda! muestra a las claras su confianza total en el trabajo que acaban de presentar, es haberse atrevido a publicar estas diez canciones en una versión ‘mininal’. Allí mandan las voces, casi con el único ropaje de una guitarra acústica y esa desnudez le sienta perfectamente a estos temas. No todos los compositores actuales de éxitos podrían hacer algo así, se lo aseguro. Pero ellos sí, porque manejan un material de primera.
Así que les recomiendo acercarse a Safari, uno de esos discos de apariencia menor que, finalmente, pasan a la historia del pop, porque sus canciones tienen esa capacidad extraña y mágica de instalarse en el alma de los oyentes y quedarse allí mucho tiempo. Aunque para disfrutar plenamente de este gran trabajo de Miranda! deberían primero tirar sus convicciones culturales, ‘culturetas’ más bien, a la basura y dejarse abrazar por estas bellas melodías que, sin duda, pueden acompañarle durante muchas horas. Este verano y los siguientes. Pruébenlo y me cuentan.
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‘Safari’, un disco de Miranda!
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