Con John Lennon supervisando la feria

Desde el Malecón

Con John Lennon supervisando la feria

Las ferias en moneda nacional son una suerte de alivio para muchos que no tienen acceso a la moneda fuerte, además de precios algo más bajos que en otros sitios.

Parque John Lennon en La Habana
Parque John Lennon en La Habana

De todo, menos un féretro de buena madera y bien preparado para el largo viaje, tuvo este sábado la tradicional feria habanera en el parque que lleva el nombre del ex-Beatle. Tanto honor a ese gran músico que, hasta el payaso, ataviado con todas las de la ley, puso a los niños a bailar rock mientras los padres se empinaban una fría cerveza después de múltiples compras en calurosa mañana.

Justo en los momentos en que crecen los controvertidos mercados que aceptan exclusivamente dólares estadounidenses (acaban de inaugurar uno de la empresa española Camacho), que el gobierno ha precisado no pasarán del 10% de todos los establecimientos en esta búsqueda de divisas, las ferias en moneda nacional son una suerte de alivio para muchos que no tienen acceso a la moneda fuerte, además de precios algo más bajos que en otros sitios.

En el parque que ocupa toda una manzana devenido gran centro comercial improvisado de multicolores carpas, básicamente privadas y cooperativistas, hay de todo. Hasta un pescado fresco denominado Maira que su vendedor  vocea sus bondades y asegura es de aguas mediterráneas y cantábricas. Y uno se pregunta cómo diablos llegó el pez a La Habana, qué motivos tuvo para abandonar esas heladas aguas y morir en las tibias del Caribe, aunque un conocedor aclara que a pocas millas de nuestras costas se capturan tiburones con ese nombre.

Cuando se sostiene de todo, es de todo. Todo lo humanamente que produce la agricultura, derivados porcinos, aviar, ropa, calzado, frijoles, útiles de limpieza y aseo, lateríos diversos, comestibles, puros habanos caseros, herrajes, aditamentos de electricidad, bisutería, computación, plomería (fontanería), flores ornamentales, lencería, comida ligera como bocadillos de lechón asado o mortadela con refrescos o zumos… Y no faltaron a la cita, esos que se escudan en la multitud para ofrecer medicamentos y cajetillas de cigarro negro.

Frenesí en las compras, satisfacción en muchas caras, distracción para los pequeños más alguna que otra duda que obligó a par de jóvenes turistas alemanas a consultar una guía que en su cubierta estaba estampada en letras rojas “Kuba” tal vez para encontrar  razón de ese gentío, apacible y también desenfrenado adquiriendo alimentos.

Un sábado bien empleado gracias al gobierno municipal que lo propicia. Para los que prefieren quedarse en casa, a la espera de que la televisión nacional ofrezca similares opciones de variedad porque en la calle no son muchas que digamos.

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