Casi la mitad de los hogares en España tiene dificultades para llegar a fin de mes

Pobreza

Casi la mitad de los hogares en España tiene dificultades para llegar a fin de mes

El precio de los alquileres y el coste de la vida agravan las cifras de pobreza y exclusión social, según un informe de EAPN-ES.

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Carro de supermercado.

Casi 13 millones de personas están en riesgo de pobreza y/o exclusión social en España. En concreto, 12,7 millones de personas, según el nuevo informe ‘El Estado de la Pobreza en España’ presentado por la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES). De acuerdo a este estudio, uno de cada dos hogares en el país tiene dificultades para llegar a fin de mes. El precio de los alquileres y el coste de la vida agravan, entre otras cosas, las cifras de pobreza.

Según el citado informe, el riesgo de pobreza o exclusión social –tasa AROPE– ha pasado del 26% en 2022 al 26,5% en 2023, lo que supone 400.000 personas más, “debido sobre todo al encarecimiento de la vida”.

“Los otros dos indicadores de la tasa -riesgo de pobreza y baja intensidad en el empleo-, se han mantenido prácticamente estables”, detalla EAPN-ES. No obstante, pone el acento en que 9,7 millones de personas vivan en riesgo de pobreza, “con menos de 916 euros al mes por unidad de consumo”. “Y la situación es, un año más, peor para las mujeres”, advierte, ya que los datos evidencian que “la feminización de la pobreza es un problema estructural”. En este sentido, hay 5,1 millones de mujeres pobres en España, 300.000 más que de hombres.

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Fuente: EAPN-ES a partir de datos ECV.

Según la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, el 37,1 % de los hogares que no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos y que casi la mitad de la población (48,7%) presenta dificultades para llegar a fin de mes. Además, “es muy importante el impacto de la pobreza severa, es decir, la población que vive en hogares con ingresos menores a 611 euros al mes”. Tal y como recoge el informe, “mejora en 2023 y prácticamente alcanza el cumplimiento proporcional de los objetivos anuales de la Agenda 2030, sin embargo, afecta todavía a 3,9 millones de personas”.

Pese a lo preocupante de las cifras, EAPN-ES recalca que la situación “sería mucho más grave sin la acción protectora del Estado, que consigue evitar que 10,6 millones de personas entren en situación de pobreza, y unos 2,4 millones en pobreza severa”. A esto hay que sumar, continúa, “el papel imprescindible de las pensiones públicas como factor de sostenimiento de la calidad de vida de la población”. “Por sí solas, las pensiones reducen el riesgo de pobreza en 16,4 puntos, es decir, unos 7,8 millones de personas”, afirma.

Familias monoparentales

“La peor parte se la llevan las familias con menores”, alerta este documento, ya que es “a quienes afecta muy duramente el incremento del coste de la vida”. Esto se traduce en un aumento de la pobreza infantil respecto al año anterior, del 27,8% hasta el 28,9%. O lo que es lo mismo, unos 2,3 millones de niñas, niños y adolescentes están en riesgo de pobreza.

Para la Red, preocupa especialmente la situación de los hogares monoparentales, ya que “más de la mitad (52,7%) está en riesgo de pobreza y/o exclusión social, frente al 49,2% de 2022; además, la gran mayoría de ellos (el 80,7%), están encabezados por una mujer. El encarecimiento de la vida derivado de las últimas crisis ha afectado especialmente a estas familias. Así, el 26,5% no puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada y más de la mitad (55,4%) no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, según el informe.

Precios de los alquileres

En esta nueva edición del informe se ha incluido un análisis de la relación entre pobreza y acceso a la vivienda. “El aumento de los precios, la escasez de alquileres asequibles y las dificultades para acceder a una propiedad han creado una situación precaria para muchas personas, aumentando las desigualdades y contribuyendo a la persistencia de la exclusión social”, expone.

En este contexto, destaca que el precio medio del alquiler se ha incrementado cerca de tres veces más que la renta por persona, “lo que supone un esfuerzo económico mayor y un agravante de la pobreza”.

En 2023, la tasa de pobreza entre quienes vivían de alquiler a precio de mercado (33,1%) duplicó a la de quienes disponían de una vivienda en propiedad (15,8%). Además, vivir de renta es más frecuente entre las personas en pobreza: una de cada tres personas pobres reside en una vivienda arrendada (33,3% vs 15,7% que no son pobres).

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Fuente: EAPN-ES a partir de datos ECV.

A esto hay que sumar los gastos asociados a la vivienda, que lastran la recuperación de los hogares. Así, los retrasos en el pago del alquiler o de la hipoteca son el triple entre las personas en pobreza (afecta a un 25,2%), y en el caso de los retrasos en el abono de suministros, aunque ha mejorado, todavía afecta a dos de cada cinco personas en pobreza (20,6%).

Por último, aumenta un año más la pobreza energética, que alcanza máximos históricos: un 43,1% de las personas pobres tiene dificultades para mantener su vivienda lo suficientemente fresca en verano y un 38,5% cálida en invierno.

Empleo

En 2023, cerca de 2,5 millones de personas trabajadoras eran pobres. “Esto se debe, principalmente, a la calidad del mercado laboral, que pese a las mejoras derivadas de la última reforma laboral y al incremento del salario mínimo, sigue caracterizado por la precariedad”, lamenta. En este sentido, detalla que tener empleos precarios -tanto en temporalidad como en parcialidad-, duplica el riesgo de pobreza. De hecho, cerca de una de cada tres personas pobres tiene un trabajo remunerado (el 32%).

Esta precariedad afecta en mayor medida a las mujeres y a la población joven. Respecto a la brecha de género, además de una mayor tasa de desempleo (13,8% vs 10,6% en 2023), las mujeres triplican la tasa de empleo parcial de los hombres (21,1% vs 6,6%) y tienen menos ingresos, tanto en salarios como en pensiones (los hombres cobran un 18,6% y un 48,6% más, respectivamente).

Por su parte, el desempleo y la precariedad se ceban también entre la población joven. La tasa de temporalidad de las personas ocupadas de 16 a 29 años es más del doble que la registrada a nivel general (34,7% vs 15,7%), mientras que una de cada cuatro tiene un empleo a jornada parcial.

Respecto al paro juvenil, excede con mucho a la cifra de la población total: un 21,4% frente al 12,2%. Esta situación deriva en una problemática de pobreza entre la juventud que es muy preocupante, que afecta a más de 1,5 millones de jóvenes.

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