Dos niños en Chad
La organización humanitaria Save the Children ha lanzado una advertencia contundente: la reducción drástica de los fondos destinados a la ayuda internacional está condenando a millones de niños y niñas a sufrir hambre crónica y desnutrición severa. Según la ONG, estas carencias se traducen en el cierre de cientos de centros de salud y nutrición que ofrecen atención vital a la infancia en más de 40 países de África, Asia, América Latina, Europa y Oriente Medio.
Save the Children denuncia que la inestabilidad económica, los conflictos armados y el cambio climático están agravando una crisis alimentaria global sin precedentes. Esta situación está afectando al crecimiento y desarrollo de millones de niños y niñas, cuyos sistemas inmunológicos quedan gravemente debilitados. La ONG subraya que un menor desnutrido tiene 11 veces más probabilidades de morir por enfermedades o infecciones infantiles comunes que un niño bien alimentado.
Gabriella Waaijman, directora de operaciones de Save the Children, advierte que “llevan más de 100 años salvando a la infancia” y que, por eso, “cortar el apoyo en este momento es como intentar extinguir un incendio forestal con una manguera que se está quedando sin agua”.
Más de 131 millones de menores viven en zonas afectadas por crisis alimentarias agudas, según Save the Children
La situación en Gaza es particularmente alarmante. Save the Children destaca que casi 1,1 millones de niños se enfrentan a una inseguridad alimentaria crítica. Los recortes en la ayuda internacional han reducido los tratamientos para menores desnutridos y han forzado el cierre de 10 áreas maternales, donde la ONG brindaba asistencia a mujeres embarazadas y recién nacidos.
Casos como el de Sahar (nombre ficticio), una bebé de 11 meses nacida en medio de la guerra en Gaza, ejemplifican la desesperación de muchas familias. Su madre, Zainab, cuenta cómo se vio obligada a mendigar para conseguir ropa y alimento para su hija. “La guerra lo destruyó todo. Terminé mendigando en las calles solo para conseguir ropa para ella. No sé cómo sobreviví. No había comida”, explica. Zainab asegura que no pudo alimentar a su hija hasta que encontró apoyo en Save the Children: “Ellos me ayudaron”.
En Somalia, la situación no es menos crítica. Las familias han estado durante décadas en la primera línea de la crisis climática, lo que ha derivado en un escenario de hambre extrema. El próximo mes, Save the Children calcula que 4,4 millones de personas —aproximadamente una de cada cinco en el país— no sabrán de dónde vendrá su próxima comida.
El cierre de 121 centros de salud y nutrición obligará a interrumpir el apoyo a más de 250.000 personas, dejando a la población somalí sin acceso a atención básica para combatir la desnutrición infantil.
En el norte de Afganistán, Save the Children señala que sus clínicas de salud podrían cerrar en los próximos 30 días debido a los recortes en la ayuda humanitaria. El doctor Hanif y su equipo son el único recurso médico para unas 2.500 personas al mes, pero la falta de financiación amenaza con poner fin a su labor.
“La clínica es la única opción para esta comunidad. No hay ningún médico o enfermero más aquí”, advierte Hanif, quien lamenta que ya tienen 135 menores desnutridos en tratamiento. En Afganistán, 18 centros de salud de Save the Children y sus socios locales han cerrado, y sólo 14 clínicas cuentan con recursos suficientes para operar un mes más.
En Afganistán, Save the Children ha cerrado ya 18 centros de salud por falta de fondos y advierte que más clínicas podrían desaparecer en las próximas semanas
Ante esta crisis humanitaria global, Save the Children hace un llamamiento urgente a los líderes mundiales y a la comunidad internacional para que inviertan en la infancia y su futuro. La ONG insiste en que no se trata solo de financiación inmediata, sino también de reformar el sistema de ayuda humanitaria para hacerlo más efectivo y sostenible.
Save the Children advierte que invertir hoy en la infancia es clave para crear un mundo más seguro, brillante y estable para todos
“A largo plazo, sabemos que el sector de la ayuda humanitaria cambiará para siempre por estas decisiones drásticas de recortarla”, afirma la organización. Sin embargo, subrayan la necesidad de trabajar juntos para garantizar una respuesta adecuada que proteja a los niños y niñas más vulnerables.
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