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Bruselas presenta un nuevo instrumento para asegurar los suministros esenciales en caso de emergencia

La vicepresidenta ejecutiva y responsable de política de competencia, Margrethe Vestager

La vicepresidenta ejecutiva y responsable de política de competencia, Margrethe Vestager

Detrás de esta nueva norma, que ahora tendrá que ser discutida por el Parlamento y el Consejo, están los cierres de fronteras adoptados unilateralmente por la mayor parte de los países en los primeros meses de la pandemia. Esa decisión “hizo mucho daño a las sociedades europeas, en especial a las pymes” según el comisario Thierry Breton, que junto a la vicepresidenta presentó hoy el proyecto de mejora.

El nuevo instrumento crea un mecanismo para supervisar el mercado único, establecer diferentes niveles de riesgo y coordinar una respuesta adecuada que comprenda varias fases: contingencia, modo de vigilancia y modo de emergencia.

TRES FASES: CONTINGENCIA, MODO DE VIGILANCIA Y EMERGENCIA

En primer lugar, el marco para los planes de contingencia permitirá a la Comisión y a los Estados miembros crear una red de coordinación y comunicación sobre los medios necesarios en caso de crisis; cuando se detecte una amenaza para el mercado único, la Comisión podrá activar el modo de vigilancia y, en tercer lugar, en caso de crisis con un amplio impacto en el mercado único, el Consejo podrá activar el modo de emergencia. Se creará un grupo consultivo compuesto por la Comisión y los Estados miembros para evaluar una situación determinada y recomendar las medidas de respuesta más adecuadas. Este grupo consultivo desempeñará un papel esencial a lo largo de todo el proceso.

Se trata, por tanto, de evitar las medidas unilaterales de cada uno de los países “que son el veneno del mercado único” según Breton. Un mercado único que lleva funcionando más de tres décadas con resultados muy positivos para la totalidad de los países que integran la Unión Europea (UE).

Básicamente esta nueva norma que se presenta hoy pretende que, en el modo de vigilancia, los Estados harán un seguimiento de las cadenas de suministro de los bienes y servicios considerados de importancia estratégica -como las medicinas o como, por ejemplo, las mascarillas que al principio de la pandemia prácticamente no habían-, así como en la constitución de reservas estratégicas en estos ámbitos. Una vez activado el modo de emergencia, se mantendrá la libre circulación salvo que una lista de restricciones prohibidas y, de manera más general, mediante un control reforzado y rápido de las restricciones unilaterales por parte de los países.

La Comisión también podrá recomendar a los Estados miembros que garanticen la disponibilidad de bienes necesarios para la crisis, facilitando la ampliación o la reorientación de plantas de producción o acelerando la concesión de permisos. Por último, podrá recomendar asimismo a los Estados miembros que distribuyan de manera específica las reservas estratégicas constituidas durante la fase de vigilancia.

En circunstancias excepcionales, y solo cuando ya se haya activado el modo de emergencia, la Comisión podrá formular peticiones de información específicas a los agentes económicos, que pueden tener carácter vinculante.

También podrá pedirles que acepten pedidos con calificación de prioridad de productos adecuados para hacer frente a situaciones extremas, que las empresas deberán cumplir o explicar las razones graves que justifican un rechazo. Además, la comercialización acelerada de determinados productos mediante pruebas y certificaciones más rápidas, incluida la evaluación de la conformidad, garantizará su utilización en todo tipo de emergencias.

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