Férreo, empecinado monopolio comercial, han dicho los historiadores y economistas. Tomen nota los estudiosos de estos días que, como dicen algunos por ahí, la historia y las modas suelen repetirse.
Cambalaches en marcha y junto ellos la formación de una nacionalidad, el país ha vivido desde entonces con mayor o menor intensidad bajo esta epidemia lucrativa con otras manifestaciones acompañantes como la corrupción y el robo, entre otros.
En los 80s del siglo pasado fui testigo excepcional de una batida a la delincuencia que había logrado poner en jaque a las autoridades. Tal vez Operación Maceta o Pitirre en el alambre despierten la memoria. Fueron aquellos sonados casos del administrador de la heladería Ward que con media bola servida estuvo a punto de convertirse en millonario y casi en militante del partido comunista creo recordar que por 15.000 ó 20.000 pesos por el carné.
También, los artífices de una fábrica clandestina hacedora de tejas de zinc. Su frenética labor provocó que varios ministerios e instituciones estatales incumplieran sus planes por falta de techado. A propósito, muy sabia la decisión de trasladarlos a todos hacia el penal Combinado del Este y montar allí la eficiente fábrica de elevada productividad.
Hoy por hoy no ha cambiado el escenario delictivo. Demasiados elementos han provocado su expansión. El Consejo de Ministros ha tomado cartas urgentes en el asunto, con un titular en la prensa que menciona que tal reunión fue “a camisa quitada”.
A lo largo de estos años he repetido varias veces lo dicho por un analista de esa época que aseveró, en conferencia reducida con un grupo de colegas, que si la delincuencia se politizaba, los días de la revolución estaban contados.
Demasiada tela por donde cortar. Tanta, que varias tijeras perderían el filo.
Como que rechazo esos extensos artículos que ya casi nadie lee, concluiré con una advertencia formulada en el 2013 por el Héroe de la República de Cuba, Ramón Labañino Salazar desde la prisión de alta seguridad en Kentucky, EEUU. Lo hizo en la introducción del libro Socialismo traicionado, un detallado texto acerca del estrepitoso derrumbe de la Unión Soviética, escrito por los periodistas gringos Roger Keeran y Thomas Kenny:
“ (…) hay detalles que asombran sobremanera por su parecido a nuestra realidad actual. Entre estos se pudiera mencionar la existencia de un descomunal mercado negro, que en muchos casos aportaba la mitad y en otros la totalidad de los bienes necesarios para la población…”
Que levante la mano el cubano que no ha tenido que coquetear alguna vez con este “black market”. Esto, sin preguntarle a mi amigo el padre José María, bíblico y jaranero, cómo lleva el tema de la leche descremada en su diabetes y ese páncreas funcionando a media máquina…
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Brevísima estampa del mercado negro y otros males en Cuba
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