Interrogante que también podrían tener algunos fuera de la isla y con muchas respuestas según de dónde procedan porque vivimos tiempos con analistas y expertos de todos los colores.
Ligero de equipaje para estancia de tan sólo dos días, la agenda es de suponer que venga bien cargada porque según Bruselas, Josep Borrell se reunirá con autoridades cubanas, empresarios de la UE radicados aquí y “con otras voces de la sociedad cubana”.
Para nada desatinado precisar que, en opinión de muchos, de cara a Cuba existe un compromiso crítico pero constructivo, con intercambios “abiertos y francos”.
Borrell copresidirá, junto al canciller isleño Bruno Rodríguez, el consejo conjunto, una actividad de plantilla. Será ocasión propicia para un repaso de las bilaterales y debatir asuntos de interés común donde probablemente salga a relucir la cuestión de esa guerra en Europa, además de las para nada insignificantes relaciones comerciales con la UE.
Gracias a que hablamos el mismo idioma, las charlas oficiales y extraoficiales serán enjundiosas. Desde derechos humanos, democracia, comercio hasta cómo engullirse una potajada con estos calores. Es que imagino, dado lo conversadores que somos los cubanos y españoles, que Borrell le pregunte con disimulo al chófer de protocolo cómo le va con el petróleo y el otro se limite a responderle:
-Es ruso, señor.