«El número de ataques a centros sanitarios va en aumento: hasta ahora se han registrado 38 incidentes que han causado la muerte de más de 40 trabajadores sanitarios», dice un tuit publicado por OCHA Lebanon.
Según esta fuente, «solo en la última semana al menos 25 trabajadores sanitarios murieron en ataques israelíes».
El Ejército israelí cruzó a principios de octubre la llamada Línea Azul y sostiene combates puntuales en el sur del territorio libanés con Hizbulá.
Esta organización chií, junto con el movimiento palestino Hamás en la Franja de Gaza, las fuerzas hutíes del movimiento Ansar Alá en Yemen y las milicias proiraníes de Irak y Siria, forma parte del llamado ‘eje de resistencia’ contra el Estado hebreo en Oriente Medio y lleva un año lanzando cohetes a las zonas del norte de Israel.
La incursión terrestre sigue a dos oleadas de detonaciones de dispositivos de control remoto a lo largo del Líbano y una campaña de bombardeos aéreos para descabezar a Hizbulá cuyo dirigente histórico, Hasán Nasralá, murió en un ataque con bombas antibúnkeres sobre un edificio residencial de Beirut. La capital libanesa no sufría bombardeos israelíes desde la guerra de 2006.
Desde mediados de septiembre, la escalada del conflicto entre Israel e Hizbulá se cobró más de 1.000 vidas y dejó miles de heridos, según los datos oficiales libaneses.
El desplazamiento interno en el Líbano, que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estimaba en torno a 346.000 personas a finales de septiembre, se había aproximado a un millón en un momento de máxima tensión, según el gobierno libanés.