«Tras la salida imprevista de la CTE (central termoeléctrica) Antonio Guiteras, a las 11 de la mañana (15.00 GMT) de hoy (por este viernes) se produjo la desconexión total del Sistema Electroenergético Nacional. La Unión Eléctrica trabaja en su establecimiento», informó el Ministerio de Energía y Minas en la red social X.
Este colapso de la red energética ocurrió pocas horas después de que el primer ministro de Cuba, Manuel Marrero, anunciara la paralización de toda actividad laboral estatal no indispensable para paliar la circunstancia, achacada al déficit de combustible, el alza en la demanda y al estado obsoleto de la infraestructura energética.
«Desde la dirección del país estamos dedicando absoluta prioridad a la atención y solución de esta contingencia energética de alta sensibilidad para la nación. No habrá descanso hasta su restablecimiento», prometió desde redes sociales el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
Cuba no experimentaba una situación de «cero producción» en sus centrales generadoras desde el paso del huracán Irma en septiembre de 2022, que dejó al país sin electricidad durante varios días.
El director de Electricidad en el Ministerio de Energía y Minas, Lázaro Guerra, declaró a medios nacionales que aún se investigan las causas del actual colapso, y anunció la creación de microsistemas para el reinicio de la generación, en un período de tiempo aún sin definir.
La Unión Eléctrica de Cuba advirtió el jueves que la Guiteras requería de mantenimiento tras estar operativa todo el verano, que fue particularmente caluroso, y pronosticó afectaciones para la mitad del país.
Para muchos en Cuba, la actual situación en la isla es peor que durante el llamado «Período Especial», la crisis económica que siguió a la desintegración de la Unión Soviética y la caída del campo socialista de Europa oriental, marcada por apagones y escasez de alimentos y bienes.
Según el director general de la Unión Cuba Petróleo (Cupet), Edrey Rocha, ya arribó a la isla un cargamento de combustible destinado a la generación energética, pero factores climáticos y logísticos han retrasado su distribución.
A su vez, el descontento ciudadano sube de tono pese a las explicaciones de las autoridades locales, y los breves períodos con electricidad son aprovechados por la población para recargar equipos, realizar tareas y alistarse para el siguiente apagón.
