A Rubiales el fútbol español le da igual si no manda él

Caso Rubiales

A Rubiales el fútbol español le da igual si no manda él

El daño mediático y de prestigio que degrada al fútbol español en cada una de sus intervenciones pueden afectar en muchos ámbitos.

Luis Rubiales y Jorge Vilda / Foto: RFEF
Luis Rubiales y Jorge Vilda / Foto: RFEF

El acto de cobardía de Luis Rubiales, poniendo como escudo humano a sus fieles de la RFEF, a sus servidores a sueldo -como los seleccionadores y, por desgracia, seleccionadoras- e incluso a sus hijas, está degenerando la buena imagen del fútbol español, trabajada por muchas y muchos a pesar de él.

No son pocas las consecuencias que puede tener está huída hacia ninguna parte del presidente de la Federación, desde el daño de la imagen internacional que podría poner muy difícil la concesión de la organización del Mundial de Fútbol junto con Marruecos y Portugal, hasta la fuga de patrocinadores que siempre han apostado fielmente por el deporte femenino.

Ya son varios los expertos que señalan que con Rubiales al frente sería casi imposible la concesión de la organización del Mundial 2030. Nadie quiere verse retratado alrededor de una polémica donde el protagonista no es capaz de retractarse ni en lo más mínimo, y de una Federación a la que se suponen actuaciones que podrían considerarse semimafiosas.

Le da exactamente igual los reproches de la FIFA y de muchas de las federaciones de otros países. De las nacionales, con el daño que hace a las nuevas jugadoras que sueñan con llegar a ser futbolistas profesionales, y que quizás busquen otros países donde desarrollar su talento, como seguro que se están planteando algunas de las estrellas actuales de nuestro fútbol.

El y sus palmeros no sólo están atentando contra la dignidad de las mujeres, también se están cargando el trabajo y lo sueños de tantas otras. Se agotan las palabras para definir como dos hombres aplaudidos por otros y algunas otras han sido capaces de opacar el mayor éxito del fútbol español.

Porque el Mundial de fútbol masculino no cuenta con las mismas dificultades institucionales, a juzgar por los palos en las ruedas que se han tenido que superar para ganar este Mundial femenino, que ha conseguido está generación de mujeres, las que jugaron y las que no, las que decidieron no ir por principios que hoy más que nunca tienen al menos un consuelo en su lucha.

Por si fuera poco también hay que sumar las dudas sobre los árbitros, con todo el Caso Negreira encima, hay que soportar como algunos de sus máximos dirigentes apoyan y aplauden a un presidente que sólo defiende su mal entendido honor y su bien cobrado sueldo.

Claro que a juzgar como reparte el dinero de la Federación entre sus más fieles servidores, no hace falta ser muy lista para entender esa efusividad en las ovaciones, y esa fidelidad al calor de los euros.

 

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