Mobile y La Habana: un nudo marinero que une dos ciudades

Cuba

Mobile y La Habana: un nudo marinero que une dos ciudades

A pesar de ser el béisbol nuestro deporte nacional, pocos conocen que su llegada a la isla fue precisamente desde Mobile, estado de Alabama, EEUU.

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Mobile y La Habana

Ese binomio de las lentes, el estadounidense Chip Cooper y el cubano Julio A. Larramendi son ya harto conocidos en el mundo de la fotografía internacional. Y si a ellos unimos a la cubana Alicia García Santana y al paisano de Chip, John S. Sledge entonces tendremos a un cuarteto de consagrados especialistas que han conformado una edición de lujo titulada Mobile y La Habana, hermanas a ambos lados del Golfo.

La historia entre dos ciudades abrazadas al mar data de mucho tiempo atrás. A pesar de ser el béisbol nuestro deporte nacional, pocos conocen que su llegada a la isla fue precisamente desde Mobile, estado de Alabama, EEUU. Jóvenes cubanos que allí estudiaban trajeron algunos implementos y muchos deseos de desarrollar ese juego.

Algo con más fechas añejadas, lo tenemos con el extremeño Hernando de Soto, nacido en 1500 y conocía La Habana y Mobile.

Doscientas cincuenta y cinco páginas donde gráfica y texto se unen en una historia que mucho tiene de común y que, afortunadamente, ahora podemos disfrutar, conocer y aprender.

En párrafo aparte, la labor de Sledge, por sus modos y maneras de contar la historia. Un hombre consagrado a la investigación con múltiples premios concedidos y que reside a medio kilómetro de la bahía de Mobile.

De igual modo en reconocimientos, a la doctora en Ciencias de Arte, Alicia García, quien con sólo mencionar que ostenta la Distinción por la Cultura Nacional será más que suficiente en esta breve semblanza.

La empresa no resultó color rosa como algunos pudieran imaginar. Ojalá no sea yo uno de los pocos privilegiados en disfrutar un empeño de esta naturaleza entre cubanos y estadounidenses, que involucró casi a un centenar de personas de ambas naciones y puedan ser muchos más los que lo hagan para entonces encontrar o indagar por qué razón el FBI detuvo y encerró en una celda durante ocho horas, sin cinto ni cordones, a Larramendi, un hombre con más de cien libros publicados y pilar de nuestra cultura.

Permítanme una sola de las varias opiniones vertidas. Será la de Félix Julio Alfonso López, de la Academia de la Historia de Cuba: “Este libro es, desde su ambiciosa atalaya letrada y poderosa visualidad, un testimonio elocuente de culturas compartidas”.

Enhorabuena a todos los participantes en Mobile y La Habana, hermanas a ambos lados del Golfo. Un buen ejemplo para los tiempos que corren y los que están por venir.

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