Entre todos los grupos, los residuos domésticos representan la mayor parte: el 54% del total de residuos alimentarios, el equivalente a 70 kg por habitante. Respecto al resto de residuos generados hacia arriba en la cadena de suministro de alimentos, el 21% pertenece al relativo a la fabricación de productos alimenticios y bebidas (28 kg), el 9% en restaurantes y servicios de alimentación (12 kg), el 9% en la producción primaria (11 kg) y el 7% en el grupo minorista (9 kg).
“Abordar el desperdicio de alimentos por parte de los consumidores sigue siendo un desafío tanto en la UE como a nivel mundial”, destaca la Oficina Estadística europea.
Por países, Chipre abandera el ranking en desperdicio alimentario, con 397 kg por habitante. En segundo lugar, a mucha distancia, Bélgica, con 250 kg, tras la que se sitúa Dinamarca (221 kg), Portugal (176 kg), Países Bajos (161 kg) o Irlanda (154 kg).
España está por debajo de la media de la UE, con 90 kilogramos por persona, de los que 30 corresponde a alimentos tirados en los hogares.