Pero el Nuevo no se quedó atrás porque le han pedido, además de medicamentos y comida, que traiga bienestar en el sentido más amplio de la palabra.
Que recuerde, en mis 70 años de vida, no ha habido tanto desamor en estas fiestas y hasta donde alcanza mi vista ya cansada, además de un oído ya fuera de servicio por la metralla de guerras pasadas, a pocos le escuché y ver esas risas que acompañan al tradicional ¡felicidades! o el Feliz Año.
Las autoridades políticas y económicas cubanas deben tomar minuciosa nota del malestar e inconformidad de la población si es que no desean que vaya a males mayores y una contrariedad meramente económica se convierta en una política.
Otro año bajo la presión del bloqueo gringo implica mayor audacia para romper las trabas internas.