Señor Presidente de los Estados Unidos de América, alardear de que su gatillo nuclear tiene mayor tamaño que el del presidente Kim Jong-un de Corea del Norte es tan infantil como peligroso.
Aprenda de una vez que en términos de estrategia atómica el tamaño no importa, que los elementos clave son dos: primero, que quien lo tiene más pequeño posea la capacidad suficiente de causar un daño inaceptable a quien lo tiene mayor y segundo, que la decisión apretarlo y disparar carezca de limitaciones de opinión pública y de escrúpulos para sacrificar a la totalidad de su población. Alerta.