Señor Presidente de la República de Venezuela, hay deberes que no pueden traicionarse por quien encabeza el poder ejecutivo. Por ejemplo, el de brindar protección a la Asamblea Nacional y a los Diputados contra los asaltos de matones y grupos de choque. No basta la declaración de su señoría desmarcándose de la violencia de coloración chavista.
Su obligación es impedirla y poner a disposición judicial a los asaltantes. En Madrid todos han condenado la agresión, los últimos han sido los dirigentes de Podemos, que hubieran debido ser los primeros. Atentos.