Lo más interesante del extenso análisis es que muestra que las opciones nacionales se polarizan. Goya los inmortalizó en el “Motín de Esquilache”. Ha habido teatro y cine español sobre el tema. La Historia Económica los identifica como “Motines de Subsistencia” o “Motines del Pan”. Ya referimos, en el artículo anterior, que el Nobel de Economía antillano Lewis los asociaba a bajas rotundas del PIB. Y aparecen en nuestro último Juego de Escenarios –ejercicio del campo de la Prospectiva- en el caso venezolano actual. Venezuela podría estar frente a un subescenario que hemos denominado de “Inestabilidad Explosiva”.
A mediados del año pasado aparecía como “Escenario Pesimista”, que se denominó “Venezuela en el Abismo”, y refería “Violencia, enfrentamientos, caos, entropía, costos sociales altos, incertidumbre” y otros descriptores en nuestro “Juego Prospectivo Sencillo sobre Escenarios Políticos”.
Lo cierto es que figura como una posibilidad dentro del muy deteriorado -y en vías de mayor mengua- escenario económico, social y político venezolano. Pero, no figura solo. Aparece junto a otro subescenario “malo”, que hemos llamado “Cubanización agravada”, una progresiva convergencia con los descriptores de la Cuba castrista, agravada por la circunstancia de que se haría bajo la égida y con el componente de la exacción continua de la dictadura antillana y otros factores de poder mundial del campo del neocomunismo y socios.
En el escenario “bueno” figuran tres subescenarios transicionales, de los cuales referiremos dos: “Una Transición a la Democracia y el Mercado”, el cual consiste en el cambio político a una progresiva reinstitucionalización política y económica, que permita un avance firme a una consolidación democrática y una economía exitosa. Junto con ése, “Una transición Económica”.
En este otro, el cambio sería solo económico; pues, no implicaría un cambio político. El escenario chino, para simplificar. Está documentado por la historia que países de la orientación del gobierno nacional han logrado una economía exitosa y mantenido el mismo régimen político. Requiere condiciones y procesos precisos; pero, se han dado.
Lo más interesante del extenso análisis es que muestra que las opciones nacionales se polarizan. Ya no hay tres derroteros, sino dos. O la profundización a la radicalización totalitaria, tan mencionada y anunciada por los más altos niveles del régimen imperante, o una ruptura con el modelo. Esa ruptura se ocasionaría, precisamente por lo anotado respecto a los riesgos de inestabilidad y explosividad.
Se llega a mencionar que se podría (¿o debería?) asentar que a mayor riesgo de explosividad, mayor es la posibilidad de esa ruptura. Aunque en el artículo anterior mencionamos los factores de naturaleza política, militar, ideológica y discursiva que podrían ubicarse entre el deterioro económico y social y un motín de la naturaleza de los referidos en el primer párrafo. Pero, quedan en el campo de la conjetura.
Venezuela, como repetido por nosotros y la Universidad de Carabobo, se retuerce entre escenarios buenos y malos. El buen diagnóstico y el cálculo de diversos –la primacía la tiene el régimen- dirá cuál sea el derrotero. Yo me ahorraría riesgos. Pero, no soy quién para decidir.
* Santiago José Guevara García
sjguevaragarcia@gmail.com / @SJGuevaraG1
Transiciones
De Goya a la sana Prospectiva
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