Sin embargo, tras la victoria de Trump en Arizona, el ‘aparato’ del partido del elefante tan sólo parece estar dando una nueva muestra de cómo reaccionar tarde y mal Después de las primarias republicanas en Arizona y Utah, Donald Trump ha dado otro paso más hacia la nominación a la candidatura presidencial. Pese a que las victorias se han repartido entre el neoyorquino y el senador por Texas, Ted Cruz, el mayor número de delegados proporcionado por Arizona y el hecho de que allí el ganador obtenga todos los representantes, han permitido al multimillonario incrementar su ventaja.
Si bien Cruz ha conseguido también todos los representantes en Utah dada su abrumadora victoria, al obtener un 69% de los votos; no parece suficiente para impedir lo que cada día que pasa parece más inevitable: la candidatura de Trump. Pero, aún así, el senador por Texas también ha dado muestras de que no por ello va a cesar en su empeño. No al menos antes de que la carrera llegue a su fin.
Aunque sea para agarrarse al escenario de una convención dividida, en la que ningún candidato habría conseguido el 50% de los delegados requeridos. La apuesta de Cruz parece ser ahora la de llegar con la fuerza suficiente para que, en ese caso, él aparezca como la única alternativa, descartando soluciones más ‘imaginativas’ del ‘establishment’ republicano que tampoco tiene precisamente al senador por Texas como uno de sus favoritos.
Pero, a juzgar por algunas de las últimas noticias, el aparato del partido del elefante, tras haberse quedado sin margen de actuación y demostrar su ineficacia a la hora de imponer alternativas más ‘a su gusto’, empieza a asumir la ‘vía Cruz’ como la única posible si quieren evitar que Trump sea el candidato al frente de su partido. De esta forma, ha sucedido lo que hace unas semanas parecía imposible, el antiguo rival en las primarias del senador por Texas, probablemente el que mejor representaba ‘al sistema’, Jeb Bush, le ha dado su apoyo en público.
La tan esperada alianza en torno a un solo candidato para parar a Trump comienza así a tomar cuerpo, aunque, como decimos, probablemente llegue demasiado tarde. Del mismo modo que los ataques coordinados frente al multimillonario constructor.
Unos ataques que han provocado la última salida de tono de Trump en campaña. Así, después de un anuncio por parte de la campaña de Cruz en el que se cuestionaba la «moralidad religiosa» de la esposa del neoyorquino por haber aparecido como modelo en una revista en poses sugerentes; el neoyorquino amenazó en un mensaje en Twitter a la esposa del senador por Texas.
El multimillonario constructor lo borraría unos segundos después de emitirlo, pero tan sólo para volver a colgarlo añadiendo una ofensa adicional a Cruz. Y es que, en la primera ocasión, Trump había olvidado referirse al senador por Texas por la forma en que lo hace habitualmente: «mentiroso Cruz».
The Donald Trump tweets. First tweeted. Then deleted, edited, and tweeted again. pic.twitter.com/drcFz7Ah9H
— Matt Viser (@mviser) 23 de marzo de 2016
Y así entre polémica y polémica, poco a poco, lo que hace un año era impensable para la mayoría de los analistas se ha ido conformando en la realidad. De esta forma, las primarias del próximo 5 de abril en Wisconsin se presentan una vez más como ‘la última oportunidad de parar a Trump’. Un concepto de fecha límite ya casi convertido en serie, pero que de tanto repetirse e irse aplazando acabará por confirmarse, para mayor fracaso del ‘establishment’ republicano incapaz de actuar a tiempo ni de forma efectiva.
Mientras tanto en el lado demócrata, Bernie Sanders consiguió imponerse en Utah e Idaho con unos impresionantes 80% y 78% de los votos, respectivamente, demostrando una vez más que cuando las primarias son en formato caucus sale muy reforzado. Su rival, y gran favorita, Hillary Clinton sólo obtuvo la victoria, en esta ocasión, en Arizona, con un 58%. Pero también aquí el mayor botín de delegados repartido por este estado del sureste ha provocado que el senador por Vermont prácticamente no haya conseguido reducir su distancia frente a la exsecretaria de Estado. Y en ningún caso, por el margen que necesitaba, con lo que también aquí, la exprimera dama ha dado un paso más hacia la nominación.