El expresidente reclama mantener un peso del 15% para evitar el embargo de sus bienes, sin embargo, las cifras del reflotamiento podrían relegarlo a un papel testimonial. Las acciones de Abengoa vuelven a desplomarse. El mismo plan de viabilidad ayer que les concedió una tregua a modo de rebote del 4,3% hoy condena a la sevillana a caídas del 11%. Estampida inversora al descontar que los actuales accionistas podrían quedar relegados a una participación meramente testimonial al aplica esta hoja de ruta.
En este plan de viabilidad se establece la necesidad de reducir en dos tercios los 9.000 millones de euros en que se sitúa actualmente endeudamiento financiero de la compañía. Esto significa una rebaja de 5.000 millones empleando quitas y capitalización; y si es esta segunda vía la que imponen los bancos acreedores, la deuda a convertir prácticamente igualaría el valor total que se prevé para la compañía una vez se culmine su reestructuración de negocio: 5.395 millones.
Los inversores se apresuran a hacer caja con las ganancias de los últimos días ante el temor de que con la llegada de la banca la liquidez del valor se estreche considerablemente. Algunos gestores de carteras señalan que, fundamentalmente, son los inversores de perfil más cortoplacista que en los últimos días habían tomado posiciones los que ahora se retiran apuntándose el resto en cartera. Esto se entiende por la remontada del 29% que en los últimos tres días se habían anotado los depreciados títulos de clase B de Abengoa, los que llegaron a formar parte del Ibex 35 hasta que estalló la debilidad de sus finanzas.
No obstante, el reparto de poder en la reflotada compañía -en caso de que se pueda llegar a un acuerdo que no provoque el concurso primero y la liquidación después- será otro asunto de amplio debate. Tal y como ocurrió en Pescanova, los actuales accionistas ya han mostrado su rechazo a que la banca se haga con el control casi absoluto de la sevillana. En este caso, sin embargo, las protestas no las encabeza ningún minoritario, sino el hasta hace poco presidente Felipe Benjumea, titular de forma indirecta de un 45,6% de las acciones del grupo.
El empresario sevillano habría puesto como condición mantener al menos un 15% de peso en la Nueva Abengoa, nombre que ya figura en el plan de viabilidad de negocio de la compañía. Este porcentaje, según publica El Confidencial por referencia a fuentes conocedoras de los primeros estadios de negociación con la banca, sería imprescindible para que el exdirectivo pudiera evitar un nuevo embargo sobre su patrimonio personal. En este sentido, es de recordar que ya muchos de sus bienes están bloqueados por orden judicial al haberse negado Benjumea a devolver la millonaria indemnización que se atribuyó antes de abandonar la compañía al borde del abismo financiero.
Ni rastro queda ya de los 3,00 euros por acción a los que las acciones B de Abengoa cotizaban hace ahora un año. Desde que se destapó la debilidad de su balance a finales del pasado mes de noviembre, estas han perdido un 84% de su valor en Bolsa. En las de clase A, más ilíquidas, el desplome se limita al 51% desde aquel entonces hasta este jueves.