Durante la etapa de Wert como ministro de Educación y Cultura España entró en el grupo de cabeza de las tasas universitarias más elevadas de Europa. Imagino que José Ignacio Wert, hasta hace unos días ministro de las pesadillas educativas, estará disfrutando del merecido descanso estival al que su renuncia al cargo ha hecho acreedor. Durante su etapa como ministro suscitó más críticas que ninguno de sus colegas pero hay que reconocer que su marcha no puede por menos de merecer agradecimiento. ¡Ya era hora! – exclamaron algunos ¡Menuda liberación que han sentido padres, profesores y alumnos cuando por fin se anunció su despedida!
Claro que sus vacaciones, nada sería de extrañar que lejos de ser placenteras se vean alteradas por el martilleo que le estarán produciendo en su conciencia los datos que resumen el “éxito” de su gestión. Los castizos aseguran que no dio ni una a derechas ni, aún menos por supuesto, a izquierdas. Los datos con que se despide son de lo más expresivo que puede darse en una gestión lamentable.
Durante su etapa como ministro de Educación y Cultura España entró en el grupo de cabeza de las tasas universitarias más elevadas de Europa. Y esto, claro, provocó una desbandada universitaria que nuestra sociedad pagará muy cara en el futuro. Nada menos que 77.000 universitarios menos adornan su palmarés como ministro siniestro. De paso las universidades españolas han perdido la friolera de 5.000 profesores.
Como se deduce, más no se le puede pedir a un ministro de Educación. Alegra pensar que la lectura en la playa de estos datos le estén haciendo reflexionar, y hasta reconocer que lo suyo fue un desastre. Pero, ojo, unido a hecho de que reflexione e incluso que se haga el propósito de rectificar, que es cosa de sabios, esperemos que no vuelva a tocar nada público y, mucho menos aún, algo que influya en la suerte de las futuras generaciones.