Rajoy y sus “populares” tienen por delante un horizonte muy crudo, con el conflicto catalán complicándose por momentos y el hartazgo de los ciudadanos de tantos recortes. Las elecciones europeas que muchos desdeñaron quedándose el domingo en casa han superado todas las previsiones para acabar convirtiéndose en un tsunami. Un tsunami político que ha conmocionado a los partidos tradicionales y les ha devuelto de pronto a la realidad perdida entre el oleaje de la crisis. Los ciudadanos se han hartado de lo de siempre y han reaccionado, unos no votando en señal de protesta ante la incompetencia de las autoridades europeas y otros sacando a flota nuevas alternativas para ejercer influencia sobre el poder constituido y la inercia de seguir empeorando sine die nuestras condiciones de vida, ya no sólo de bienestar.
El PSOE, que reaccionó poco y mal ante la docilidad del PP a las consignas sádicas de la Troika y los mandatos germanizados y deshumanizados de Angela Merkel, tuvo la valentía de reconocer ipso facto su error, lamentarlo ante el público que tanto le vapuleó, y hacer lo que se debe hacer en semejantes circunstancias: convocar un congreso extraordinaria a la mayor brevedad posible, no arrojar el mando por la borda hasta que llegue el sustituto pero anticipar, para que no haya dudas en la espera, que el actual liderazgo responsable del descalabro no aspirará ni a seguir al frente del cotarro ni a condicionar de alguna manera la sucesión.
El PP, cuyo batacazo fue igualmente memorable, se escudó de momento en el pequeño detalle haber conseguido una ligera ventaja sobre su adversario, como si perder en poco tiempo más de dos millones y medio de votos y ocho diputados de un total de 24 no mereciese otro análisis. Esconder la cabeza debajo del ala es una alternativa a los fracasos electorales con malos resultados a medio plazo y en la política española el medio plazo está a la vuelta del calendario con unas elecciones autonómicas y municipales que visto lo que se está viendo, con los destrozos causados por el tsunami del domingo todavía al aire, será muy difícil que puedan brindarle una recuperación.
Rajoy y sus “populares” tienen por delante un horizonte muy crudo, con el conflicto catalán complicándose por momentos y el hartazgo de los ciudadanos de tantos recortes, menos de impuestos, que se han empeñado en llevar a la práctica, olvidando que detrás de cada uno hay trabajadores que buscan empleo, familias que quieren llegar sin agobios a fin de mes, ancianos cuya pensión apenas les alcanza para adquirir los medicamentos, y políticos como Cospedal, Botella, Floriano y compañía que se empeñan en querer demostrar a la gente que este es un país de tontos.