La vicepresidenta del Consejo de Supervisión del Mecanismo Único y miembro del BCE, Sabine Lautenschläger, defiende que los test de estrés servirán para devolver la confianza en la eurozona. Los nuevos exámenes que los supervisores harán este año al sector bancario europeo “necesitan ser un éxito” para recuperar la confianza de mercados, inversores y clientes y por ello serán más rigurosos y exhaustivos que todos los realizados anteriormente, según ha defendido hoy la vicepresidenta del Consejo de Supervisión del Mecanismo Único y miembro del BCE, Sabine Lautenschläger.
Durante su intervención en el V Encuentro Financiero organizado por Expansión y KPMG, Lautenschläger ha defendido que las pruebas deberían contribuir a devolver la confianza en la zona euro y ayudar a que la banca pueda reducir sus costes y reactive el flujo de crédito, por lo que deben hacerse con mayor rigor que nunca.
Las entidades que tengan problemas de capital según estos exámenes, cuyos resultados se conocerán en octubre, tendrán que tomar medidas correctivas lo antes posible, mediante “soluciones de mercado”, como retención de beneficios o venta de activos seleccionados, entre otras, dijo. También se les podrán aplicar restricciones al pago de dividendos, o prohibir el pago de bonus.
En cualquier caso, añadió, el capital que emitan las entidades que tengan que llenar algún “vacío” de capital tiene que ser de la “máxima calidad”, Tier 1, y todo ello para contribuir a que el sector bancario europeo sea más sólido y fuerte y se perciba como tal, ha asegurado.
Pero todas las acciones mencionadas solo serán creíbles si se hacen rápido, explicó, por lo que se prevé que se hagan en un plazo de entre seis y nueve meses tras la publicación de los resultados de las pruebas en octubre. “Sé que son marcos ajustados, pero creemos que representan un buen equilibrio entre rapidez y viabilidad”, ha defendido.