El Gobierno estudia crear otro ‘banco malo’ para la deuda de empresas en problemas

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El Gobierno estudia crear otro ‘banco malo’ para la deuda de empresas en problemas

El Ministerio de Economía ha encargado al banco de inversión N+1 un informe para estudiar la viabilidad de este plan. El Gobierno está valorando crear un fondo o vehículo financiero al que la banca podría traspasar la deuda no solvente de las empresas en crisis, según publica Reuters, que cita una fuente bancaria con conocimiento de las negociaciones.

Para estudiar las posibilidades que tiene este proyecto, el Ministerio de Economía habría encargado al banco de inversión N+1 un informe para estudiar la viabilidad de este plan, señala la agencia británica, si bien el ministerio ha matizado que no hay nada oficial sobre la mesa.

“Se está trabajando en una legislación para adoptar medidas que permitan a empresas con elevadas deudas o en proceso de desapalancamiento pero viables seguir operando”, ha destacado a Reuters un portavoz de Economía en relación con una iniciativa legislativa ya anunciada por el ministro de Economía, Luis de Guindos, sin dar más detalles.

No obstante, según el documento confidencial denominado ‘Proyecto Midas’ de N+1, el mecanismo de funcionamiento permitiría a la banca cambiar deuda por capital. “La presente nota se refiere a la eventual creación por las entidades financieras de un vehículo de gestión independiente encargado de la tenencia de participaciones en capital en compañías como consecuencia de procesos de reestructuración financiera replicando experiencias similares y exitosas en otros países”, según rezaría el informe de N+1.

El proyecto contempla que las empresas reduzcan su nivel de endeudamiento a través de la capitalización de deuda no sostenible, de manera que los bancos acreedores participen el capital de la compañía, aunque indirectamente. Las participaciones pasarían al vehículo financiero destinado al repago de la deuda.

En concreto, el plan para el repago de la ‘deuda sostenible y la desinversión’ se fija en un plazo máximo de cinco a siete años. La deuda capitalizada sería cubierta con las provisiones que los bancos acumularon para hacer frente a la deuda total de la empresa, mientras que el resto sería catalogada como riesgo normal y, por tanto, al corriente de pago.

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