El fisco, ¡peligro!

Hacienda

El fisco, ¡peligro!

Carlos Fabra se enfrentó a acusaciones graves en el manejo de los asuntos y dineros públicos, pero la única condena que le cayó fue por infracciones fiscales. Las inspecciones de Hacienda hacen temblar al más templado, pero viendo lo que se está viendo el susto que causan no es para menos. Las multas dejan tiritando pero al final peor aún son las sanciones penales que pueden acarrear las infracciones. Cuando se habla de este asunto, generalmente con la cautela que impone el saber que las paredes oyen, suele recordarse que al gran delincuente que fue Al Capone, perseguido durante años y años por el FBI, que no dio con sus huesos en la cárcel por ningún crimen de sangre entre tantos como se le atribuían ni por las múltiples extorsiones que realizó sino por… ¡no haber pagado sus impuestos!

De aquello ha pasado tiempo aunque nadie lo olvida del todo. Pero la vida sigue y el ejemplo, cunde. En Italia el ínclito Silvio Berlusconi, uno de los caciques más ricos de Europa, acabó hace un par de semanas siendo expulsado de su condición de senador vitalicio, no por estar a mal con la Hacienda pública, que en eso sus ya ex colegas no han entrado, sino, eso sí, por estar condenado en uno de los múltiples procesos que tiene abiertos a cuatro o cinco años, ya no recuerdo, de cárcel. Y no por tantos chanchullos indiciarios de delito como se le atribuyen, no la condena es por lo mismo, por andar escaqueándose de pago de sus impuestos.

Pero tampoco hace falta ir a Italia para observar que esto de defraudar a Hacienda, sea cual sea la forma, también por aquí es motivo seguro para hacerse acreedor a un tiempo en la sombra. Carlos Fabra, ex presidente del la Diputación de Castellón, promotor de aeropuertos sin aviones y excepcional suertudo en la Lotería, enfrentó recientemente acusaciones graves y variadas en el manejo de los asuntos y dineros públicos, pero al final la única condena que le cayó, cuatro años de prisión, fue por infracciones fiscales. O sea que va a ser verdad, con Hacienda hay que andarse con pies de plomo.

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