Xbox One, ni conexión permanente ni retrocompatibilidad

Dispositivos

Xbox One, ni conexión permanente ni retrocompatibilidad

Se ha especulado mucho acerca de la próxima consola de Microsoft, que al final no lleva la coletilla 720 en el nombre, sino One. Y da a sus fans una de cal y otra de arena: no hay ni rastro de la necesidad de ‘conexión permanente’, pero tampoco de la retrocompatibilidad.

La conexión permanente ha quedado en ‘conexión en momentos críticos’, ya que cada juego estará vinculado con la ID del propietario de la consola, y para poder jugar, necesitará disponer de conexión a Internet para comprobar su identidad antes de cada partida, aunque el resto del tiempo esto no es necesario (salvo requerimientos del juego).

Por otra parte, se ha materializado otra idea que se había comentado mucho y que no entusiasmaba a los seguidores de Microsoft: la falta de retrocompatibilidad con juegos de Xbox 360. No será posible jugar a los juegos arcade descargados, ni tampoco a los físicos que tengamos en nuestra colección porque “la arquitectura de las consolas es totalmente distinta”.

La máquina cuenta con 8GB de memoria RAM, un disco duro de 500GB de capacidad (que puede quedarse corto si resulta ser obligatoria la instalación de los juegos), cuatro puertos USB 3.0 y salida HDMI. Con todo y con ello, será un 10% más silenciosa que su predecesora.

Con Xbox One es posible jugar, ver la tele, navegar por internet o realizar una videollamada a través de Skype, todo por separado o al mismo tiempo compartiendo pantalla en el modo Snapmode.

Y además, tiene una integración absoluta con el periférico de captación de movimiento Kinect que ahora será capaz de captar la orientación de los jugadores y la fuerza que ejercen, así como la frecuencia cardiaca en tiempo real, para diferenciar claramente a los jugadores en cualquier situación. Precisamente, vendrá incluido en el pack de Xbox One, y su uso será obligatorio en ocasiones.

Más información