Según informa el rotativo Financial Times, las autoridades de Portugal demandarán a JP Morgan y Santander por vender derivados tóxicos a empresas públicas portuguesas. Esta decisión forma parte de las medidas del Gobierno de Lisboa para frenar las potenciales pérdidas de más de 3.000 millones de euros provocadas por los productos derivados de alto riesgo.
Portugal argumenta que las empresas controladas por el estado han sufrido grandes pérdidas por operaciones con estos derivados que, supuestamente, les protegían de las subidas de los tipos de interés. Será el regulador del país el que decidirá cuándo comienzan los procedimientos judiciales también contra los dirigentes de dichas empresas públicas.
Santander Totta habría vendido derivados en operaciones que habrían generado pérdidas para el estado por hasta 1.300 millones de euros, pero la entidad asegura que dichos productos no eran de naturaleza especulativa.
La filial portuguesa de Santander argumento que el objetivo era protegerse de las subidas de tipos que se esperaban antes de la crisis financiera de 2008, y arguye que las pérdidas que estos productos han generado a empresas públicas no constituyeron beneficios para el banco. Totta afirma que su posición en las negociaciones era muy favorable para con el Gobierno.