La princesa Letizia ha centrado esta semana la atención de la prensa rosa y no por motivos positivos. Su salida de tono durante la recepción en la Embajada de España en Roma antes de asistir a la misa inaugural del Papa Francisco ha corrido de boca en boca. También sus salidas nocturnas por la noche madrileña juntos a sus amigas. Todo en una semana en la que se ha publicado la polémica entrevista de Vanity Fair a su tía Henar Ortiz.
Según contó en ‘El programa de Ana Rosa’ Máxim Huerta, que asistió a la recepción en Roma, la princesa estuvo en una sala apartada durante todo el evento, sin hablar con nadie y tan sólo se acercó a su marido al final de la velada para decirle “me parece que esto está acabando, deberíamos salir ya, nos van a echar”. Los asistentes se quedaron mudos ante tal comentario.
Quizá sus malas caras y su deseo de estar apartada respondieran a su disgusto tras leer la entrevista de su tía en Vanity Fair. En ella, Henar Ortiz pone en duda que su sobrina esté “preparada para una empresa de la dimensión de reinar”. También opina que quizá la princesa de Asturias no tenga que llegar a ejercer como tal porque, “por la historia que nos está tocando vivir, creo que no llegará a reinar”.
Respecto a las convicciones políticas y religiosas de doña Letizia, Henar Ortiz se limita a señalar que “todo el mundo tiene derecho a cambiar, a recoger nuevos datos, a modificar otros, a convertirse en lo que crea más oportuno…”. “Está bautizada y recibió una educación católica al uso. Que yo sepa iba a algunas bodas. Lo que se llama católica de eventos”, añade.
Además, Henar Ortiz reconoce que si le ofrecieran 600.000 euros por las fotografías de la primera boda de la princesa “probablemente las vendería”. No obstante, asegura que “jamás he intentado vender esas fotos. Y he interpuesto una demanda por lo que han dicho” algunos medios al respecto.
Para añadir más leña al fuego, el periodista Antonio Rossi aseguró en ‘El Programa de Ana Rosa’ que doña Letizia se está aficionando a las salidas nocturnas con sus amigas hasta altas horas de la madrugada. Rossi afirma que una de ellas se produjo cuando el príncipe Felipe estaba en Venezuela asistiendo al funeral de Hugo Chávez. Al parecer, acabó en un bar de la calle Montera, donde estuvo, a puerta cerrada, hasta las ocho de la mañana. Según Rossi, sus escoltas tuvieron que avisarle de que el príncipe de Asturias había aterrizado en España hacía unos instantes. “El príncipe ya ha aterrizado y usted sigue aquí”, le alertó un escolta.
Una semana después, al parecer, la princesa habría repetido experiencia hasta las cinco de la madrugada.
